Cómo conservar tus vinos en agosto: consejos para tomarlos a la temperatura ideal con estos calores
¿Cómo enfrío un vino blanco en cinco minutos? ¿Cómo consigo que no se ponga rancio por dejar la botella a medias? ¿Dónde es mejor meter un tinto en verano, en la nevera o a temperatura ambiente? Con estos calores, hay que ser muy cuidadoso en la conservación de los vinos, porque se nos pueden echar a perder por un mero y brusco cambio de temperaturas.
Foto: Jenny Downing
Todas estas dudas, y muchas más que seguro que te han surgido si eres aficionado al vino, vamos a intentar resolverte en este artículo. Muchas veces son pequeños trucos útiles, prácticos y gratuitos; otras, mecanismos que sirven para la conservación a largo plazo, para que tus vinos no pierdan sus cualidades y sabores originales, convirtiéndose en algo muy distinto de lo que salió de bodega.
Para unas prisas
Te compras un vino blanco en el supermercado y te apetece tomártelo enseguida. ¿Soluciones? Envuelve la botella en una servilleta de papel, métela en el congelador y espera a que se congele la capa de la servilleta. En un ratillo, estará suficientemente fresco como para echar una primera copa, y luego lo vuelves a meter en el congelador para que siga su proceso.
Ahora bien si es un tinto no te aconsejamos el frío extremo, porque le hará perder textura y sabor; y si lo dejas todo un día en la nevera y el vino es medianamente bueno, tirarás el dinero porque el frío prolongado le mermará las propiedades por las cuales pagaste. Por ejemplo, llegan amigos a casa improvisadamente y vienen con botellas de tinto a temperatura ambiente.
Una opción de emergencia que evita tener que pasar por la nevera o el congelador es meter la botella en un recipiente y agregar agua, hielo y sal, remover y dejar que frío haga su magia en cinco minutos. Esto se basa en la fusión de las moléculas del agua del hielo, que provocan una baja de temperatura.
Pero además, al sumar la sal, ésta, para disolverse, atrapa el calor de la botella, favoreciendo que se contagie más rápido del frío del hielo. Mientras os lo tomáis, la mantenéis en la cubitera y a disfrutar.
Si tienes el vino en su temperatura idílica de consumo (normalmente la bodega te la indica en la botella), mantenlo así en una cubitera con unos cuantos hielos (sobre todo si es un tinto o un blanco con crianza) o bien con una funda enfriadora rellena de gel que tengas siempre a punto en el congelador. Que ya se irá calentando una vez esté en la copa.
Cómo preservarlo a la temperatura correcta
Si compras un tinto el mismo día que vas a tomarlo, por ejemplo, a la hora de comer, basta con meterlo una hora antes o por la mañana para consumirlo a una temperatura ideal para la canícula. Pero si lo metes el día antes, ten en cuenta que, con el frío, los polifenoles y otros elementos grasos que aporta la madera tienden a precipitar y a juntarse y, por lo tanto, pierden calidad, matices y sabor.
Ahora bien, en pleno agosto, sudando la gota, quizá te plantearás: hace un calor insoportable y tengo todas las botellas de tinto tumbadas en el botellero del salón, o en cajas de cartón abiertas y en horizontal dentro de una habitación a oscuras, o en la alacena (jamás en la cocina encima de la campana y la vitrocerámica, o tomarás vinagre). ¿Qué es peor?
Si en tu hogar estás a más de 18ºC, que es la máxima temperatura a la que se conserva bien el vino, y teniendo en consideración la humedad, que ha de mantenerse en torno al 70%, casi que es mejor que las metas en la nevera antes que exponerlas a los 40ºC estivales.
Eso sí, el tinto sácalo una hora antes de tomártelo, para que esté a la temperatura de degustación. El blanco o el rosado basta con que los abras un poco antes, de modo que puedas captar sus cualidades organolépticas.
Para los más apasionados del vino
Ante la disyuntiva anterior, ¿qué lugar es el más adecuado para conservar el vino en todo su esplendor? Pues si no tienes una bodega subterránea debajo de casa (y excepcionalmente un garaje o trastero podría hacer los efectos de), lo más aconsejable es conservarlos en una vinoteca doméstica. Las hay de todos los tamaños y precios, desde cuatro botellas y 70 euros, a escoger en función del calibre de tu afición al vino.
Y ¿cómo lo conservo una vez abierto para que no se me eche a perder en la botella? Una vez abierta, hay unas bombas de vacío con varios tapones ad hoc que cuestan menos de 12 euros en algunos hipermercados y solo tienes que bombear como si hincharas el neumático de una bici para que se conserve bien durante varios días en la nevera. Para el vino ya abierto sí que la nevera es un biuen remedio, ya que evita la proliferación microbiana.
Para que el vino abierto te dure hasta tres meses, existen tapones de rosca, seis unidades a 29,95 euros. Ahora bien, si eres un auténtico winelover y no quieres desperdiciar ni gota de tus vinos más preciados, en Coravin también ofrecen el Model Three, un mecanismo de presurización con agujas y abrazaderas que permite servirse una copa sin sacar el corcho, de manera que el resto no entra en oxidación y, por tanto, podrás ir catando cómo evolucionan los vinos con crianza a lo largo de los años, el sueño de cualquier sibarita.
Elisabeth G. Iborra
Fuente: El Diario
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