El Gourmet Urbano: 🍻 #CERVEZAS | 7 estilos de cerveza que (probablemente) no conoces y deberías descubrir

viernes, 11 de septiembre de 2020

🍻 #CERVEZAS | 7 estilos de cerveza que (probablemente) no conoces y deberías descubrir

Los estilos de cerveza van mucho más allá de las IPA y las lager: ¿qué tal una gruit o una gose de aperitivo?

© Unsplash

¿Cansado de probar siempre los mismos estilos de cerveza? ¿Quieres darle un respiro a las lager y las IPA? Aquí tienes unos cuantos estilos, muy distintos entre ellos, y que probablemente no has probado:

Gose




El estilo de cerveza Gose se empezó a producir en la Baja Sajonia alemana hace cientos de años, aunque se empezó realmente a recuperar y reivindicar recientemente. Su nombre se lo debe al río que atraviesa la localidad de Goslar, donde se empezó a fabricar, que posee un agua con alto contenido salino que se trasladaba al sabor de la cerveza (ahora se le añade la sal aparte). Es por tanto un poco salada, floral y cítrica (es normal que tenga limón), pero muy muy poco amarga (tiene menos IBUs que las industriales) y apenas lupulada. Se le suele añadir también cilantro.

Una buena opción para iniciarse en ella es la Thai Dye Gose de Basqueland (en colaboración con North Brewing), con jengibre, coco, lima y cilantro; toda una explosión de sabor.

Gruit


No, no es el primo del árbol de 'Guardianes de la Galaxia', sino el estilo de cerveza primigenio, el que se utilizaba antes de que se descubrieran las propiedades aromáticas y conservantes que podía aportar el lúpulo. Porque la cerveza tiene milenios de antigüedad, y para elaborarla antes era necesario preparar mezclas de distintas hierbas que variaban según la región (romero, comino etc.). Ahora esta elaboración ha renacido, dando lugar a innovaciones en las mezclas, a las que se añaden, además de hierbas, especias y frutas; pero, para respetar el espíritu original, absolutamente nada de lúpulo.

Así, el Instituto de la Cerveza Artesana fabrica por ejemplo la Encantada, una cerveza llamada “neolítica”, con miel y frutas del bosque (y bastante alcohol, por cierto: 7,8 %), y que está destinada a financiar el yacimiento de la cueva de Can Sadurní de Begues, donde se han descubierto los restos de cerveza más antiguos de Europa (6.300 años de antigüedad).

Sour




El estilo Sour tiene mucho en común con el Gose, pero está más extendido. Da a lugar a cervezas suaves en aroma, sabor y con poco contenido alcohólico. Y son, como da a entender su traducción, agrias, o más bien ácidas, pero es una acidez refrescante y adictiva que limpia el paladar y que invita a repetir.

En el estilo alemán Berliner Weisse, La Grúa hace la Sour City, que es menos ácida de lo habitual y con 4% de alcohol. Si quieres algo aún más original, prueba la Sangría Sour de Edge Brewing; o la Passiflora Sour de Nómada, con avena y zumo de maracuyá.

Baltic Porter



Las porters eran las cervezas por excelencia de la clase trabajadora británica en el siglo XVIII (el término alude a los porteadores). Los habitantes de los estados bañados por el mar báltico, como Finlandia, Suecia, Letonia o Lituania, las bebían a litros y pronto las tomaron como base para crear una variante propia, la Baltic porter, a caballo entre el modelo inglés y las Imperial Stouts que se consumían en Rusia, más dulces y con más cuerpo y contenido alcohólico.

Alhambra se ha fijado en este estilo bastante desconocido en España para actualizarlo de acuerdo a los nuevos códigos cerveceros. La creación resultante, Alhambra Baltic Porter, inauguró una nueva gama, Las Lentas (como su nombre indica, elaboradas para degustar lentamente), y en la reinterpretación se han intensificado los aromas ahumados, a chocolate y café, y se ha suavizado la textura, equilibrando los matices y haciéndola más sedosa en el paladar. La verdadera definición de una cerveza larga y profunda.

Scotch Ale




No las confundas con las Scottish Ale, que son cervezas mucho más ligeras. Las Scotch Ales, también llamadas popularmente ‘Wee Heavy’, tienen mucho cuerpo y son muy ricas en malta y en aromas y sabores ahumados y a caramelo (el amargor queda difuminado prácticamente). Son contundentes, entre 7% y 10% de graduación, pero saben a gloria, incluso cuando se calientan algo (de hecho, es recomendable beberlas con calma para ir descubriendo nuevos perfiles de sabor).

La más popular ahora mismo no viene de Escocia, sino de Estados Unidos: la Dirty Bastard, de Founders. Tiene siete maltas diferentes y notas a turba, caramelo y humo, como el mejor whisky escocés, aunque se elabore en Michigan.

Milk Stout



Como su nombre indica, las Milk Stout son cervezas negras con lactosa (intolerantes, ojo) y azúcar sin fermentar. Son cremosas, con cuerpo y sabor intenso, pero poco lúpulo y contenido alcohólico moderado. Se las compara a veces con un batido, pero son mucho más complejas, ligeras y no tan dulces como se pueda pensar.


Se empezaron a comercializar en Inglaterra a finales del siglo XIX como complemento nutritivo sustitutivo de la leche, lo que provocó conflictos con los autoridades, que demandaban que se retirara el “Milk” de la etiqueta. Hoy en día vuelven a ser producidas y vendidas por varias marcas, como la Coffee bomb de la cántabra La Grúa, elaborada con café de Nueva Guinea, o la Sr. Lobo de Barcelona Beer Company, una sweet stout con naranja y chocolate.

Lager sin filtrar



La filtración de la cerveza es relativamente reciente: las cerveceras lo introdujeron a finales del siglo XIX, cuando el consumo se empezó a masificar. Había varias razones para filtrar la cerveza: por un lado, la eliminación de los restos de lúpulo y sobre todo, de levadura, la hacía más estable, por lo que era más fácil de conservar y, por lo tanto, también de transportar y almacenar durante largos periodos de tiempo. Desde el punto de vista sanitario, aseguraba la ausencia de contaminantes y a su vez prevenía una posible evolución de la cerveza por efecto de la levadura. Es decir, que preservaba y controlaba el sabor y la carbonatación, para que se mantuvieran igual que cuando el líquido salía de fábrica.

Más tarde entró en juego el factor estético/psicológico: a medida que la filtración de cerveza se estandarizó, el consumidor medio se acostumbró a las pintas con aspecto limpio y cristalino. Algunos estilos ancestrales de cerveza sin filtrar sin embargo sobrevivieron –especialmente en Alemania– como kellerbier o zwickelbier (también llamada cerveza de bodega), y han llegado a nuestros días. Y sí, como has adivinado, en ello ha tenido que ver el boom de la cerveza artesana que llegó con el cambio de milenio y la aparición de un cliente cervecero que demanda sabores más intensos y complejos (la sin filtrar suele tener más textura, más cuerpo, y más matices en el aroma y en el sabor; además de que puede evolucionar en botella o barril, aumentando la capacidad de experimentación).

En España estamos de enhorabuena, porque El Águila, esa cerveza que nació en el madrileño barrio de Delicias en 1900, ha resucitado de la mano del grupo Heineken, con una versión adicional de la lager sin filtrar que recupera los métodos de elaboración primigenios. De acuerdo a su creador, el maestro cervecero José Miguel González , “el resultado es que puedes disfrutar de la cerveza como recién salida del tanque de fermentación”. Para valorar mejor de su intensidad, González recomienda darle la vuelta a la botella –sin agitarla– antes de servirla: “De esa manera despertamos a la levadura presente dentro de la cerveza, testimonio de su carácter puro, sin filtro”.

Juan Claudio Matossian

Fuente: Revista GQ

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