Existe una famosa receta italiana llamada maiale al latte, que consiste en cocinar una pieza grande de cerdo con leche y cebollas (y a veces manzanas), en una cocción muy larga. Al final, la leche endulza la carne y hace que quede muy tierna.
Bueno, digamos que vamos a usar en la receta de esta semana una técnica similar, pero sin leche. Se trata de un horneado larguísimo, en el que la carne se cubre con un líquido, en este caso agua y cerveza, todo muy bien tapado con papel de aluminio para que se escape el mínimo de humedad a través del vapor. Después de un buen tiempo de cariño en las entrañas del horno queda riquísimo. Y acá les voy a compartir un secreto: no boto el precioso líquido de la cocción, que resulta sabroso y concentrado, sino que lo guardo en la nevera, le retiro la grasa y luego lo utilizo como base para un arroz atollado o con pollo, y el sabor que le aporta es espectacular.
INGREDIENTES
- 1,2 kilos de costilla de cerdo
- 1/2 cebolla cabezona troceada
- 1 zanahoria troceada
- 1/2 pimentón rojo troceado
- 1 cabeza de ajo abierta a la mitad
- 1 cerveza
- 1/2 taza de agua
Para el adobo
- 2 cucharaditas de sal
- 1/2 cucharadita de pimienta
- 1 cucharadita de orégano seco
- 1 cucharadita de páprika
- 1/2 cucharadita de sal de ajo
PREPARACIÓN
Mezcle todos los ingredientes del adobo, sobe muy bien la carne con este y deje reposar durante media hora. Ponga en una bandeja honda de hornear la cebolla, la zanahoria y el pimentón, acomode encima la costilla y cubra con cerveza y agua. Selle muy bien con papel de aluminio para que no se escapen los vapores y lleve al horno precalentado a 300º F durante cuatro horas. Al cabo de este tiempo escurra los líquidos de la cocción, corte la costilla siguiendo el hueso y devuelva a la bandeja para dorar en el horno a 400º F.
Fuente: El Espectador
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