La vinificación y maceración del vino 'Chai de la Tour Eiffel' se ha llevado a cabo en el primer piso del monumento, a 57 metros del suelo
Inicialmente construida para la Exposición Universal de 1889, la Torre Eiffel se ha convertido en un símbolo conocido mundialmente, en un icono de París y de Francia, a cuya cima suben cada año 7 millones de visitantes.
Las barricas se diseñaron para que pudieran caber en el montacargas del monumento La Bouche du Roi
A lo largo de su historia se ha reproducido en miles de cuadros, fotografías, llaveros y artilugios, y desde ahora cuenta también con su propio vino.
La idea se originó el año pasado, cuando el cofundador del Domaine La Bouche du Roi, Adrien Pelissié, propuso a la Société d'Exploitation de la Tour Eiffel (SETE), la sociedad que gestiona el monumento, unir fuerzas para fabricar vino en este emblemático lugar.
Con vistas al Champs de MarsLa bodega está situada en el primer piso de la torre, a 57 metros del suelo
A lo largo de su historia, la monumental estructura de acero ha batido récords -durante 41 años fue la estructura más alta del mundo- y ha sobrevivido a guerras: cuando el Ejército Aliado se acercaba a París en agosto de 1944, Hitler ordenó al gobernador militar de París la demolición de la torre, pero por fortuna para muchos, esta orden se desobedeció. Si no hubiera sido así, no podríamos probar hoy las exclusivas 300 botellas del vino Chai de la Tour Eiffel.
A 57 metros del suelo y con vistas al Champs de Mars se encuentra la bodega donde, desde octubre de 2019, se ha llevado a cabo la vinificación y maceración de esta bebida. Para ello se diseñaron barricas que pudieran entrar en el montacargas del edificio y ser instaladas en el primer piso del monumento, convertido ahora en una bodega abierta a todo aquel que visite la Torre Eiffel.
Se utilizó Merlot de producción orgánica en las llanuras de Versalles La Bouche du Roi
Dar visibilidad a la región vinícola de la Isla de Francia también forma parte de la idea inicial de Pelissié. Para elaborar esta bebida se utilizó Merlot de producción orgánica a veinte minutos del centro de París, en las llanuras de Versalles. "Teníamos en mente que las grandes zonas vinícolas se han dado a conocer gracias a los impulsos de la historia, como la pasión de Napoleón por el champán o la Exposición Universal de Burdeos de 1855. Y qué mejor símbolo para promocionar el vino más parisino de la historia que la Torre Eiffel", cuenta a Les Echos Adrien Pélissié, cofundador de Winerie Parisienne.
El resultado de este proyecto, el Chai de la Tour Eiffel, es un vino que se embotelló a finales de septiembre de este mismo año -en un evento reducido en los que unos pocos pudieron degustar una copa- y al que solo pueden acceder exclusivas cavas parisinas, que servirán estas lujosas botellas por 80 euros cada una. 
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CLARA CASANOVAS
Fuente: La Vanguardia
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