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¿Tienes un amigo que dice que tengas tu propio huerto y solo consumas local? Pásale esta información, tal vez podría servirle
El propietario del canal How to Make Everything hizo un experimento: ¿qué pasaría si una persona prepara un sándwich haciendo todo por su cuenta? Es decir, haciendo el pan, matando el pollo, cosechando los vegetales, extrayendo sal, obteniendo la leche y cada uno de los procesos productivos de por medio. El resultado final es que el sándwich le costó mil 500 dólares o 30 mil pesos y un tiempo de producción de seis meses.
Este es el video:
Cuando vivimos en ciudades con un alto nivel de vida, es fácil perder de vista que los alimentos que consumimos requieren tiempo y recursos. Muy posiblemente un niño de tres años que nació en la ciudad tenga la idea de que los duraznos vienen en latas en vez de pensar en el proceso de plantarlos, cosecharlos, conservarlos, empacarlos, transportarlos y venderlos al consumidor final.
Incluso corremos el riesgo de naturalizar estos procesos como algo normal y natural. El riesgo es que surgen propuestas ingenuas que nos invitan a cultivar nuestra propia comida o a solo consumir local, y en este sentido, estamos negando los grandes avances de la complejidad y la división del trabajo.
Que hoy en día haya más personas trabajando en la ciudad que en el campo, contrario a lo que pasaba en la década de 1940 en México, debería hablarnos sobre el progreso económico que hemos vivido. ¿Por qué a pesar de que hay menos personas en el campo tenemos más comida hoy y muy abundante en el supermercado?
Esto se debe a que en el campo hay avances, como los tractores, los cultivos transgénicos, que crecen más grandes y con mejor calidad, además de la apertura comercial que nos permite disfrutar de productos provenientes de Nueva Zelanda, Chile, California o Canadá en los mercados de nuestra colonia.
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Con ello se libera al campo, mientras que los grandes procesos migratorios a las ciudades (de entre los 1940 a 1970) han permitido que nuestro país produzca bienes de capital y otros servicios que a su vez contribuyen a la riqueza del país.
¿Qué viene al caso todo esto? Que cooperando una pequeña parte de información de lo que nosotros sabemos al mercado recibimos un pago, un sueldo, que nos permite acceder a comprar lo que otros producen. No importa si eres cajero, si te dedicas a sembrar, a atender un restaurante, si eres botones en un hotel, o si preparas comida para venderla. Tu contribución es importante, y está entrelazada con los esfuerzos de muchas otras personas, porque produjeron los ingredientes de tu comida, produjeron tu ropa, y ellos a su vez, compraron algodón fertilizantes y muchos otros bienes.
También es por eso que cuando los negocios cerraron el año pasado, muchos otros que estuvieron abiertos fueron afectados, pues en la economía todos dependemos de todos, y esa es la maravilla de que cooperemos sin conocernos solo guiados por el mecanismo de precios. Es cierto que los salarios deberían ser más altos, y por eso es necesario que haya más inversión y riqueza en nuestro país.
Asimismo, no debes perder de vista que hay gente produciendo bienes que estarán listos dentro de unos meses, semanas o años, para que puedas tener la certeza de que vas a encontrar esos productos en el mercado. Si no te preocupas por la cosecha de trigo cuando compras tu pan, es porque de eso ya se ocupó quien fabrica la harina para el panadero.
Pretender hacer todos los procesos productivos de un sándwich por tu cuenta es sumamente costoso, porque no tienes todos los conocimientos y habilidades necesarios para prepararlo. No sabes criar pollos, no sabes cultivar tu comida, no sabes hacer pan, no sabes hacer mantequilla y tampoco sabrías cómo hacer tus conservas. Y aunque tengas internet, hacerlo por tu cuenta es sumamente costoso.
Por eso es importante que como consumidor tengas más opciones para decidir dónde comprar. Los discursos de “consume local” pierden de vista que estamos insertos en un mercado global, y que lo mejor es que decidas dónde, cuánto y porqué comprar conforme a las opciones que mejor se ajusten a tu bolsillo.
La lección es clara: especializate en algo que el mercado (es decir, tu prójimo) demande, para que puedas ganar más (si ganas más es porque satisfaces más deseos y necesidades de otros), y a su vez, puedas servirte de los bienes y servicios que produce tu prójimo. Los sándwiches son más baratos si compras el pan y los ingredientes en vez de pretender hacer todo por tu cuenta.
OMAR RAYA LEÓN
Fuente: Oink Oink
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