¿De dónde vienen?
Los mejillones de Frinsa se cultivan en las Rías Gallegas, donde se obtiene el producto de mayor calidad, en las denominadas bateas. Las bateas son estructuras flotantes de las que cuelgan numerosas cuerdas que se extienden hasta el fondo de la ría. En ellas se adhieren los mejillones jóvenes o mejillas y permanecen sumergidos de 4 a 6 meses. Pasado ese tiempo, se desdoblan las cuerdas de las bateas para evitar que, por el peso o por la corriente, los mejillones se desprendan y que puedan, así, seguir su crecimiento, el cual puede durar hasta 1 año.
Lo especial que tienen los mejillones de las Rías Gallegas (y en general todo el marisco de la zona), se debe al fenómeno del afloramiento. Este fenómeno tiene lugar en primavera y verano, y consiste en que los vientos del norte mueven las aguas de la superficie y la “renuevan” con aguas de las profundidades, que son ricas en alimento y nutrientes para los mejillones. De esta manera, con más disponibilidad de alimento fresco, los mejillones y otros mariscos pueden desarrollar el tamaño, el sabor y la textura tan característicos de este origen.
Ricos y saludables
Además de estar buenísimos, los mejillones poseen muchas propiedades nutricionales que los convierten en un alimento la mar de completo:
Contienen ácidos grasos Omega 3 que ayudan a controlar el colesterol, prevenir enfermedades cardiovasculares, es antiinflamatorio y favorece una correcta función cerebral.
Aportan numerosos minerales como el calcio, hierro, magnesio, potasio y yodo, que ayudan a controlar la presión arterial, prevenir la osteoporosis y al buen funcionamiento del tiroides, cuyas hormonas están implicadas en el metabolismo, el sistema inmune y en el desarrollo del sistema nervioso.
Aportan vitamina B12 (y muchas otras) que juega un papel esencial en la función cerebral y en la producción de glóbulos rojos.
Son ricos en proteínas y bajos en calorías, lo que los hace perfectos para deportistas y dietas, ya que ayudan a regenerar la masa ósea y muscular.
El mejillón Frinsa
Los mejillones en escabeche de Frinsa se elaboran a partir de los mejores ejemplares de las Rías Gallegas y son obtenidos en campaña, una vez han alcanzado el tamaño y calidad óptimos para estar a la altura de los estándares de Frinsa. Una vez recolectados los mejillones, se seleccionan a mano, separándolos por tallas, y se limpian manualmente para quitarles el biso y la barba. Posteriormente, se cuecen al vapor y se deshidratan para evitar que la salsa se deteriore. La guinda del pastel la pone el famoso escabeche Frinsa, elaborado según la receta tradicional a base de vinagre, aceite de oliva y especias, con un sabor muy suave para acompañar a la perfección el sabor y calidad sin eclipsar al protagonista, el mejillón.
Además del sabor y calidad extraordinarios, estos mejillones aportan otras ventajas como que no necesitan conservarse en frío y están listos para consumir, es solo abrir y disfrutar. De igual forma, si no se consume el líquido de conserva o sobra, se puede emplear para elaborar platos o recetas con un sabor inigualable.
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