No solo se beneficia el planeta. Los científicos afirman que la cáscara de la naranja contiene flavonoides, un tipo de fitonutrientes (nutriente vegetal) responsable de su intenso color naranja, y también un poderoso antioxidante con propiedades antiinflamatorias que ayudan tu sistema inmunológico.
Por fortuna, la peladura de la naranja (y del limón) tiene más usos prácticos de los que puedes contar con los dedos de una mano. Aquí van unos cuantos que merece la pena intentar,
1. Mermelada de cáscara de naranja
Si pelas tu naranja con un pelador de verduras, obtendrás fácil medio vaso de cáscara. Si no te gustan tan amargas, retira la piel interior. Las puedes usar tal cual o guardarlas en la nevera una semana hasta que tengas la cantidad suficiente. También podés congelarlas. Lo importante: en menos de una hora de elaboración, puedes transformar unas sencillas peladuras en una deliciosa mermelada que te acompañará todo el año.
Usa 300 gramos de cáscaras cortadas en tiras de unos tres milímetros y colócalas en una cazuela. Cubrilas con 800 mililitros de agua llevalas a ebullición; después baja el fuego y deja que se cuezan treinta minutos. Añadí azúcar a tu gusto, cuanto menos refinada, mejor: la regla general es añadir la misma cantidad de azúcar que de fruta. Pero podés echar menos. Cocina al menos otra media hora, o hasta que espese, y remové de vez en cuando.
2. Para aromatizar tu té
Dentro de una taza, poné agua hirviendo sobre las cáscaras de naranja. Podés mezclar esta infusión con otras hierbas aromáticas y dulces, como el romero, para hacer un té muy reconfortante. O probá añadir pétalos de rosa o flores de saúco (asegúrate de que no contienen pesticidas). Se puede tomar tal cual, o dejar enfriar y añadir hielo. Si deseas aromatizar todos tus tés, basta con que dejes secar las cáscaras al sol o con aire caliente y luego las trocees para mezclarlas con el té. También podés usar un deshidratador de alimentos o meterla en el horno a muy baja temperatura.
3. Condimento de pastelería
En la misma línea, secar la cáscara de la naranja resulta un modo estupendo de tenerla disponibles siempre para aromatizar tus platos. Podés rallarla sobre bizcochos, o usarla en los guisos. O añadirla a tu despensa como una dulce hierba aromática más.
Para secarla, es más fácil cortarla antes en trozos pequeños y dejarlos secar en un tamiz plano, sin que se amontonen, y secarlos al sol o en el interior, donde haya aire y sin humedad. Hay que esperar hasta que la cáscara se ponga dura y se rompa con facilidad.
Fuente: Aire de Santa Fe
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