Oscar Fornet, dueño de Culto Coffee, nos da los trucos para convertir los granos de café en una bebida aromática y sabrosa.
- Buscar un café lo más fresco posible. "Lo ideal es que en el paquete de café ponga la fecha en la que se ha tostado", explica Fornet. Así nos aseguramos que el café es fresco. Cuanto menos tiempo pase desde que lo hayan tostado, mejor. A ser posible, que el café no haya sido tostado hace más de un mes, pues pierde matices de sabor y aroma.
- El molido es clave. No es lo mismo moler el café para una máquina espresso que para una italiana. "El molido tiene que ser medio", comenta Fornet. Casi como si fueran granos de sal gruesa. El café para espresso lleva un molido más fino
- El agua es importante. Aunque en ciudades como Madrid se puede preparar con agua del grifo, Fornet recomienda agua filtrada para evitar impurezas y sabores que pueda llevar la del grifo.
- Una vez tenemos el agua, llenamos la base de la cafetera hasta dejar el nivel del agua por debajo de la válvula que presenta en el lateral. Nunca debemos sobrepasar ese nivel.
- Calentamos el agua hasta llevarla cerca del punto de ebullición (cuando comienzan a salir burbujas).
- En ese momento añadimos el filtro con el café. Hay que llenar el filtro hasta arriba, "pero sin aplastar el café"
- Con un paño para no quemarnos, cerramos la cafetera. "Sin apretar excesivamente fuerte para no romper la goma", añade Fornet.
- Ponemos la cafetera abierta en el fuego a medio gas para que el café no salga a borbotones. "Lo ideal es que el café salga a un ritmo sostenido, que no salga muy rápido". Cuando ha terminado de salir, cerramos la tapa. Nunca debemos dejar la cafetera sin supervisión porque el agua se agotará y el café empezará a quemarse, consiguiendo sabores no deseados.
- Inmediatamente ponemos la base de la cafetera bajo un chorro de agua fría o la mojamos en un recipiente con agua. "Así cortamos el calor y evitamos que el café se queme."
- Por último, esperamos unos minutos a que el café reduzca un poco la temperatura. "El café va ganando en matices a medida que conseguimos una temperatura más óptima para su consumo", concluye Fornet.
LA LIMPIEZA, CLAVE
Nada más terminar de preparar el café, Fornet recomienda limpiar la cafetera para dejarla completamente preparada para su próximo uso. Uno de los errores más comunes que estropean el sabor del café es hacerlo con una cafetera que no está 100% limpia o que tiene la goma desgastada.
Si hacemos más café del que vamos a consumir, se puede guardar en un recipiente de cristal. Ese café, según Fornet, se debe consumir en las siguientes 24 horas. "De lo contrario el café empieza a perder aroma y sabores", explica.
Si queremos consumir el café con hielo, es preferible reducir la cantidad de agua con la que se elabora. De esta manera compensamos la pérdida de agua con el hielo que se deshará cuando introduzcamos el café caliente. "Si mantenemos el mismo nivel de agua conseguiremos aguar el café", explica, por lo que su aroma y su sabor se diluirán y perderá intensidad.
Fuente: El Mundo
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