Acompaña cualquier tipo de pasta con esta mezcla de ingredientes. ALEAIMAGE |
Romero, orégano, y laurel serán las especias ideales para darle sabor intenso a esta preparación.
Un poco de la historia de este plato
El origen de las salsas se asocia con los romanos, ellos utilizaban “garum”, la salsa reina de la cocina romana, en todas sus propuestas gastronómicas, ya que tenía una particularidad en la época: se preparaba con intestinos de pescado, y una fusión de especias que se fermentaban al sol, dejando como resultado una mezcla de sabores indescriptibles. Historiadores gastronómicos cuentan que las salsas eran las favoritas del emperador Domiciano, quien utilizaba las charlas políticas del momento para elegir la salsa más conveniente para los banquetes que ofrecía en diferentes época del año.
Se caracterizan por ser una mezcla líquida que contiene ingredientes fríos o calientes, y sirve como acompañante de platos fuertes o comidas rápidas como hamburguesas, pizzas, o perros calientes. Algunas son espesas y funcionan a la perfección como “condimentos líquidos para los alimentos”. Es importante resaltar que las salsas son la primera “prueba” para estudiantes de cocina, teniendo en cuenta que es una de las habilidades que deben desarrollar para ofrecer a los comensales diferentes opciones de texturas, olores, colores, sabores y sensaciones. Existe la salsa pesto, napolitana, carbonara, putanesca, amatriciana, roja, tártara, rosada, y de tomate, por mencionar algunas.
INGREDIENTES
- 2 tazas de zanahoria
- 2 tazas de cebolla morada
- 2 tazas de apio
- 3 dientes de ajo
- 3 cucharadas de mantequilla
- 2 tazas de pasta de tomate
- 2 ramitas de romero
- 2 ramitas de orégano
- 3 hojitas de laurel
- 1 taza de leche
- 1 taza de vino blanco
- Sal y pimienta al gusto
PREPARACIÓN
- Ponemos en el procesador la zanahoria, la cebolla, el apio y los dientes de ajo.
- Procesamos hasta que estén bien pequeños y llevamos a cocinar en una olla.
- Agregamos la mantequilla, la pasta de tomate, el romero, el orégano y las hojas de laurel.
- Dejamos cocinar y agregamos la leche, el vino, sal y pimienta al gusto.
- Cuando veamos que tiene una textura que nos guste, dejamos de cocinar y ¡listo!
Camila Gómez D’Ettorre, chef /@chefcamilagomez
Fuente: El Espectador
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