No se trata de magia, sino de química y se debe a la reacción de Maillard, proceso donde muchos alimentos adquieren un sabor agradable y en el cual, las proteínas se unifican con los azúcares gracias al calor y de donde se obtiene ese dorado o tostado característico de la superficie de los alimentos horneados.
Pero, ¿por qué tantas recetas se hornean a 180°C? Antes que nada, quizás sea bueno decirte que 180° C equivale a 356° Fahrenheit y 350° F a 177.6° C.
Y esto se debe a que después de la Segunda Guerra Mundial, los fabricantes de hornos aprovecharon algunas mejoras tecnológicas para configurar los hornos de gas y eléctricos, que en un principio solo tenían tres temperaturas: lenta, moderada o alta.
Por ello, los redactores de recetas al tratar de adaptar las instrucciones de estas para que coincidieran con los electrodomésticos modernos, convirtieron la temperatura "moderada" a 180 °C, que es la intermedia en el horno.
Entonces, esta temperatura es buena para cocinar los alimentos de forma uniforma, rápida y evita que se quemen por si tienes un descuido.
Ayko Pruneda
Fuente: Cocina Delirante
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