En Palermo, toda la luz de este nuevo espacio hace foco en las 20 canillas de vino tirado, estrellas del local. En copa, la apuesta es ofrecer vino por cepa a quien esté dando sus primeros pasos en el mundo Baco. Para acompañar: picoteo de autor muy rico.
“Queremos presentar el vino despojado de la contaminación marketinera. Cuando uno compra una botella, todo ya está determinado por la etiqueta, la bodega, el precio, la publicidad, y eso muchas veces aleja al consumidor del producto. Nosotros queremos ofrecer vino sin que importe de qué marca es”, dice Francisco Urtubey, uno de los dueños, junto a su hermano Pablo, del nuevo emprendimiento Winehaus.
¿Vino como si fuera cerveza tirada? Sí. “Es una propuesta amigable y relajada, que invita a tomar vino sin contracturas. Usamos toda la tecnología de la cerveza y la aplicamos al vino. Las serpentinas, las mangueritas, la canilla es la misma; en la cerveza el empuje es con su propio gas y acá, con nitrógeno directo de los barriles a las canillas. El vino se conserva super noble; en el barril evoluciona muy bien, y somos muy rigurosos con las temperaturas y la conservación”, agrega.
Hasta hace dos años, comenta Francisco, no era posible explorar en Argentina este formato porque las regulaciones prohibían comercializar al consumidor final vinos de más de 3 litros. “Pero esa reglamentación cambió hace poco, y ahora está permitido hasta 50 litros”, dice.
En Winehaus se busca mostrar el vino “despojado de la contaminación marketinera”, como afirma Francisco Urtubey.
Winehaus: viva el vino, vivan las cepas y las copas
En Winehaus los vinos se sirven por copa y están organizados por cepas: cuentan con 20 canillas que ofrecen varietales y blends. Uno puede acercarse a la barra o sentarse a una mesa y probar Malbec, Torrontés, Pinot Noir, Tannat, Petit Verdot y más.
No hay vinos blancos, salvo Torrontés, porque la bodega madre, ya verás más abajo, no produce. Pero ya llegarán desde otras bodegas.
El plan es elegir a la carta –sin mención de marcas ni bodegas, pero con descripciones claras de cada cepa – o acercarse a las canillas a degustar, cual bar cervecero, y luego recibir la copa con una etiqueta especial que lleva el nombre de la variedad elegida (un recurso pensado para recordar los vinos probados, también válido para evitar confusiones en la mesa).
Los vinos de Winehaus son salteños, provienen de la Bodega Viñas en Flor, de la familia Urtubey, en Cafayate. Los blends que se ofrecen son creaciones del reconocido enólogo José Luis Munier, con vasta trayectoria en la industria vitivinícola nacional.
“Por el momento esta bodega es nuestro proveedor principal; en el futuro, queremos sumar otras a nuestras canillas”, dice Francisco.
¡Pero no es lo mismo tomar un Malbec de Mendoza que uno de Salta!, dijimos.
Y Francisco contó: “Es cierto, pero apuntamos a un público que es principiante, que recién arranca a tomar vino, y que no tiene el conocimiento como para diferenciar una región de otra. Abrimos hace un mes y medio y ya vemos que hay mucho interés, especialmente de parte de los jóvenes, en descubrir nuevas cepas. Claro que no es lo mismo un vino de Mendoza que uno de Salta. Por eso, más adelante, tendremos bodegas invitadas de todo el país. Pero recién arrancamos y queremos empezar por el principio, que es reconocer la diversidad de variedades que hay en el país”.
Beber y comer, por supuesto
¿Qué comida acompaña los vinos de Winehaus? La carta propone un picoteo rico que va muy bien con cada copa. Es creación de Nero, un proyecto culinario ambulante conformado por los talentosos cocineros Ramiro Keklikan y Joaquín Lege. Juntos, elaboran una cocina de vanguardia que combina técnicas ancestrales y tecnología de última generación con el fin de potenciar los sabores de productos argentinos y recetas reversionadas de la paleta culinaria nacional.
Utilizan muchos vegetales de estación y fermentos caseros, salsas artesanales, productos deshidratados y cocciones combinadas al vapor y horno para crear su propuesta de comida callejera y comfort food.
Lo que sí tenés que probar. Croquetas de osobuco braseado al torrontés salteño y queso sardo, acompañadas de mayonesa de miso; Papas gramajo al modo Nero (papas bastón en triple cocción con huevo cocido a baja temperatura, dressing de arvejas y polvo de jamón deshidratado); el queso Halloumi con costra dorada, salsa de morrones asados, pickles y garrapiñada de castaña de cajú; los buñuelos de estación con miso y queso provolone (¡hermosos!); una versión del katsusando, de lomo jugoso rebozado en panko entre panes de leche con huevo de campo (el famoso shokupan japonés) y mayonesa de miso (ojo, es muy rico en sabor, el pan se moja y queda blandito, comelo rápido).
También hay un buen laburo en la búsqueda de productos. Pongamos solo dos ejemplos: anchoas de Mar del Plata de Hernán Viva y quesos de Mauricio Couly, de Quesería Ventimiglia. Todo lo demás, sigue este camino y está muy bien.
El postre es único, sencillo y memorable: un “Shimmy” artesanal de dulce de leche con crema batida de haba tonka que trae recuerdos de infancia (a vos, que sos re joven).
GPS. Winehaus, Cabrera 5300 (esquina Godoy Cruz), Palermo. Reservas https://winehaus.meitre.com Horarios: martes a jueves de 18 a 00 hs. Viernes, sábado y domingo, de 13 hs al cierre.
Laura Litvin
Fuente: Vinomanos
No hay comentarios. :
Publicar un comentario