Agregar especias siempre es una buena idea para aportar un plus de sabor al chocolate.
El afamado chocolate caliente que tanto gusta a niños y adultos requiere un saber hacer para que este quede perfecto
Una buena taza de chocolate caliente gusta a cualquiera, en cualquier época del año y a cualquier hora del día, pero es en invierno cuando más apetece esta preparación dulce, ya que es un buen aliado contra el frio.
El origen de su consumo se remonta a la América precolombina y, aunque su preparación ha variado mucho de un tiempo a esta parte, es importante tener en cuenta ciertas cuestiones para lograr un chocolate caliente de diez.
Lo primero, y más importante, es conocer que no vale cualquier chocolate. Acertar en la elección de la materia prima es gran parte del éxito y, en este sentido, conviene comprar una variedad especial para este fin, ya sea en tableta o en polvo, y, muy relevante, que sea 100 % cacao para evitar ingredientes añadidos como aditivos o aromatizantes.
Otro punto a tener en cuenta son los ingredientes que se le vayan a añadir. Si se le agrega leche, mejor que sea entera, mientras que queda en elección de quien lo prepare otras cuestiones como si añadir azúcar (hay quien piensa que si no queda demasiado amargo) o si especiarlo con condimentos como canela, vainilla, cayena, menta… En este caso, siempre es mejor optar por hacerlo en sus formas naturales que en polvos triturados u otros preparados.
Remover constantemente con utensilios adecuados es el principal secreto para un espesor de diez y sin grumos.
No se puede olvidar de la técnica, también parte fundamental del éxito de nuestro chocolate, ya que la mano y la maña con la que se haga influirá mucho en el espesor del mismo.
Por ello, y si no hacemos uso de maquinaria específica como las chocolateras, hay que poner los ingredientes a fuego medio y lo más importante: remover la preparación constantemente. Y hacerlo con utensilios adecuados para ello como varillas o cuchara de madera. Este es el principal secreto para lograr un espesor de diez y sin grumos.
Y para acompañarlo…
No hay mayor tradición que acompañar un chocolate caliente con churros, pero lo cierto es que las opciones son infinitas. Desde hacerlo con roscón o bizcocho, hasta otras alternativas más internacionales como echarle nata montada, muy típico de suiza, o nubes de golosina que tantas veces hemos visto en las películas estadounidenses.
Las galletas, aunque no tan populares, son una buena opción pues aportarán un toque crujiente que contrastará con la jugosidad del chocolate. De hecho, optar por las de mantequilla, tipo danesas, es una gran opción. ¿Cuál es tu favorita?
Fuente: Diario Vasco
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