“El garbanzo es un exponente extraordinario para incluir en nuestra alimentación y además en un elemento muy versátil que está presente en nuestra gastronomía, en el recetario”, afirma Joan Roca, chef de El Celler de Can Roca.
Es un producto que contiene fibra, potasio, vitamina C, vitaminas del grupo B (B1, B2, B3 y B6), ácido fólico y vitamina E. Todo ello, ayuda a la salud del corazón, ya que reduce la cantidad de colesterol en la sangre, disminuyendo así el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Pero, sin duda, una de sus principales aportaciones es que son fuente de proteínas. Su incorporación como base de cualquier plato asegura una buena cantidad de las mismas. Además, tienen un alto contenido en fibra por lo que ayuda a prevenir el estreñimiento y son importantes para un sistema digestivo saludable.
Diferentes formas de consumirlos
“Podemos usarlo hervidos, en sopas, en cremas, en potajes, en guisos… también secado, y servido como si fuera un ‘snack’”, detalla Joan Roca. Y es que los garbanzos son una legumbre muy acogida a nivel internacional, lo que ofrece multitud de recetas con sabores y preparaciones distintas, creativas y que están a disposición de cualquier persona desde su cocina, sin necesidad de viajar por el mundo.
En este sentido, pueden comerse como un plato frío o caliente. Se pueden comprar secos, precocidos o envasados, teniendo la gran ventajas de que se conservan durante mucho tiempo, incluso pueden guardarse congelados durante meses. Es recomendable que los garbanzos secos se pongan en remojo durante, al menos, doce horas.
Fuente: bbva
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