Literalmente significa «blanco de negras», por lo que nos encontramos ante un vino blanco elaborado con uvas tintas. En este caso nos referimos a un champagne, aunque existen vinos tranquilos elaborados bajo el mismo criterio. También vinos espumosos de todas partes del mundo, entre los que podemos destacar el crémant de Bourgogne, el crémant d’Alsace y muchos cavas españoles (en cuyo caso pueden utilizar garnacha, monastrell, pinot noir y trepat como variedades tintas).
Aunque documentos históricos ya muestran vinificaciones blancas con uvas tintas con anterioridad, el origen del concepto «blanc de noirs» se encuentra en la champaña francesa, ya que la pinot noir y la pinot meunier ocupaban la mayor superficie del viñedo por lo que se utilizaron para la elaboración de champagne. Se descubrieron así algunas propiedades organolépticas de interés que estas uvas tintas aportaban.
El proceso de elaboración se basa en un prensado controlado que permite separar el hollejo (la piel que cubre la uva) inmediatamente para que así los antocianos no transmitan su color al mosto.
Así pues, en el caso del champagne, podemos encontrar «blanc de blancs», elaborados con chardonnay y «blanc de noirs» elaborados a partir de pinot noir, de pinot meunier o de ensamblajes de ambas variedades. En este último caso, se caracterizan por la fuerza, cuerpo y estructura de la primera y la frutosidad y redondez de la segunda.
Abraham Muinelo
Fuente: The big wine theory
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