No todas las barras y hogazas se conservan igual, dependiendo de la calidad de sus materias primas y de los procesos de fermentación y elaboración utilizados
El pan es uno de los alimentos más populares y universales. En toda buena comida no faltará sobre la mesa un pedazo de alguna variedad de este alimento sencillo, socorrido y accesible, que incluso se utiliza para la elaboración de determinadas recetas.
Sin embargo, no todos los panes son iguales. Existen grandes diferencias en sus modos de elaboración, utilizando unas u otras materias primas y empleando procesos de fermentación más o menos complejos. Habitualmente, esto se traduce en el precio (a más barato, de peor calidad), pero también en las cualidades del producto final.
Uno de los síntomas más tangibles de la calidad del pan es su conservación. Cuanto peor sea, más rápidamente se deteriorará, endureciéndose y quedando incomestible. Por ello, es conveniente conocer ciertas pistas para, por un lado, detectar qué variedades de pan son las que mejor se conservan, y por otro, saber cómo mantener el pan en casa para que el mantenimiento de sus cualidades sea el óptimo.
Cómo distinguir las variedades de pan que mejor se conservan
Los panes de corteza gruesa habitualmente se hornean lentamente, lo que hace que se conserven mejor y la miga se mantenga fresca y apetecible durante más tiempo.
Los panes integrales de grano completo siempre tienen ventaja, debido a que, al contener las tres partes del cereal (germen, endospermo y salvado) requieren una mayor hidratación de la masa.
Si la forma de la barra es estética y sin imperfecciones, es más probable que el pan sea industrial, y por lo tanto, de peor calidad.
La miga da algunas pistas: cuanto más blanca, más refinada (y por lo tanto, menos saludable) será generalmente la harina empleada, y cuanto más elástica será de más rápida fermentación y peor calidad.
Las variedades de pan artesano son habitualmente más pesadas, más densas en comparación con las industriales.
El pan de masa madre siempre será de buena conservación. En menor medida, también los integrales y los elaborados con aceite de oliva, siempre que la materia prima sea de adecuada calidad.
Guardarlo siempre a temperatura ambiente, y a ser posible en una bolsa de papel o de tela, prescindiendo por completo del plástico
Sólo deberá utilizarse un envase de plástico cuando se pretenda congelar el pan, tratando de quitar todo el aire posible antes de introducirlo en el congelador. Además, de cara a este proceso, el pan no debe cortarse en rebanadas ni pedazos, sino congelarse entero, o en trozos lo más grandes posible, para que se seque menos.
En el momento de la descongelación, lo adecuado es dejar repostar la pieza un tiempo a temperatura ambiente. Si se tiene prisa, la forma adecuada es situarlo encima de una tostadora en funcionamiento y dejar que el calor procedente de esta haga su trabajo.
Lo más adecuado para volver a dar vida a un pan que se ha quedado duro es tostarlo en una sartén, en el horno o una tostadora.
El truco de meterlo en el microondas junto a un vaso lleno de agua es una solución de urgencia, pero no es lo más adecuado. El pan durará comestible poco tiempo, la miga se endurecerá rápido y la corteza se reblandecerá.
Los panes integrales de grano completo siempre tienen ventaja, debido a que, al contener las tres partes del cereal (germen, endospermo y salvado) requieren una mayor hidratación de la masa.
Si la forma de la barra es estética y sin imperfecciones, es más probable que el pan sea industrial, y por lo tanto, de peor calidad.
La miga da algunas pistas: cuanto más blanca, más refinada (y por lo tanto, menos saludable) será generalmente la harina empleada, y cuanto más elástica será de más rápida fermentación y peor calidad.
Las variedades de pan artesano son habitualmente más pesadas, más densas en comparación con las industriales.
El pan de masa madre siempre será de buena conservación. En menor medida, también los integrales y los elaborados con aceite de oliva, siempre que la materia prima sea de adecuada calidad.
Trucos para conservar el pan
Guardarlo siempre a temperatura ambiente, y a ser posible en una bolsa de papel o de tela, prescindiendo por completo del plástico
Sólo deberá utilizarse un envase de plástico cuando se pretenda congelar el pan, tratando de quitar todo el aire posible antes de introducirlo en el congelador. Además, de cara a este proceso, el pan no debe cortarse en rebanadas ni pedazos, sino congelarse entero, o en trozos lo más grandes posible, para que se seque menos.
En el momento de la descongelación, lo adecuado es dejar repostar la pieza un tiempo a temperatura ambiente. Si se tiene prisa, la forma adecuada es situarlo encima de una tostadora en funcionamiento y dejar que el calor procedente de esta haga su trabajo.
Cómo recuperar un pan endurecido
Lo más adecuado para volver a dar vida a un pan que se ha quedado duro es tostarlo en una sartén, en el horno o una tostadora.
El truco de meterlo en el microondas junto a un vaso lleno de agua es una solución de urgencia, pero no es lo más adecuado. El pan durará comestible poco tiempo, la miga se endurecerá rápido y la corteza se reblandecerá.
Fuente: El Periódico
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