Elegir bien la temperatura del servicio del vino es uno de los pasos más importantes para disfrutar de esta preciada bebida, tan antigua como exquisita. Y sobre todo, para potenciar sus múltiples cualidades, aromas y sabores. ¿Te gustaría saber cuál es la temperatura adecuada?
Debes saber que el vino es uno de los productos más caprichosos, y que cada variedad presenta unas características y necesidades concretas. Acompáñanos en este post, donde los especialistas de Dehesa de Luna te dan las claves para dar con la temperatura ideal en cada caso.
¿A qué temperatura se debe servir el vino?
Aunque a menudo la temperatura varía de un vino a otro, lo ideal es que se encuentre entre los 5 y los 18 grados. Solo de esta forma podremos apreciar perfectamente la riqueza de matices y el abanico de aromas y exquisitos sabores que los vinos nos ofrecen.
Por debajo de los 5 grados, pierden sus característicos aromas y se desvirtúa su sabor y cualidades. Pero si se consumen demasiado calientes, en torno a los 20 ºC, se acentúa la acidez y el grado de alcohol, lo que estropea tanto el aroma como el sabor.
Hay que tener en cuenta que, a partir de los 12 ºC, los componentes aromáticos del vino se vuelven más volátiles, lo que explica por qué la temperatura de los tintos debe ser ligeramente más elevada. Por ejemplo, la temperatura del vino tinto tempranillo, al no ser tan fría, consigue expresar sus aromas plenamente sin llegar a perder sabor o potenciar los alcoholes.
Te detallamos algunos trucos muy sencillos para dominar a la perfección la temperatura de los vinos blancos, tintos, rosados, espumosos…Planifica bien el tiempo de enfriamiento que tu vino necesitará. Unos días antes, puedes colocar la botella cerca del lugar donde se vaya a consumir para que se vaya adaptando a las nuevas condiciones de temperatura.
Si puedes evitarlo, no enfríes o atemperes los vinos de forma brusca. Evita el frigorífico y el congelador porque los cambios radicales pueden estropear el producto.
Pero si se te ha echado el tiempo encima… Te recomendamos introducir la botella en una cubitera, rellénala con agua y hielo para que enfríe a partes iguales y tu vino estará listo en cuestión de 10 a 15 minutos.
A qué temperatura se debe beber el vino según el tipo
Cada tipo de vino posee unas virtudes y características diferentes. Por ello, le corresponden unas temperaturas concretas, necesarias para vivir la experiencia degustativa en su máxima expresión. A continuación, te detallamos una lista orientativa de temperaturas de acuerdo con diferentes tipos de vino:
- Blancos jóvenes y espumosos: de 5 ºC a 8 ºC
- Rosados y blancos muy dulces: de 8ºC a 10ºC
- Blancos con crianza y oportos: de 10ºC a 12ºC
- Tintos jóvenes: de 12ºC a 14ºC
- Tintos crianza: de 14ºC a 17ºC
En ocasiones, la temperatura varía incluso dentro de la misma tipología del vino. ¿A qué se debe esto?
Existen numerosos factores que determinan la temperatura ideal de los vinos, como el dulzor, el volumen alcohólico, la carga de taninos, la acidez o los aromas.
Grosso modo, el frío acentúa la tanicidad y la acidez, mientras que disminuye la sensación alcohólica. Por lo tanto, cuando se trata de vinos de crianza o muy tánicos, lo recomendable es elevar la temperatura unos grados, mientras que los vinos con graduación alta deben tomarse más frescos.
Vino tinto joven
Puesto que contienen menos taninos, se sirven a menor temperatura, entre los 12 ºC y 14 ºC. Al servirse frescos, evitan una sensación alcohólica excesiva.
Vino rosado
La flexibilidad de los vinos rosados en cuanto a su temperatura de consumo los convierte en aliados perfectos para multitud de ocasiones y eventos. Su rango va de los 6ºC a los 10 ºC. Cuando exceden los 10ºC, estos vinos pierden su particular delicadeza.
Vinos blancos dulces
Dado que el frío aumenta la sensación de dulzor, los vinos dulces deben servirse frescos para disfrutar de su sabor joven y frutal, al mismo tiempo que se ayuda a suavizar la acidez. Se recomienda degustarlos a 8 ºC.
Vinos blancos secos
La personalidad y singularidad de los vinos blancos secos debe reforzarse con una temperatura intermedia. Por ejemplo, la temperatura del vino Albariño debe estar entre los 8ºC y los 10ºC, para permitir mitigar la acidez y apreciar sus aromas afrutados y matices florales.
Vino espumoso
Los vinos espumosos son los que más fríos han de tomarse, con una temperatura de consumo ideal entre 5ºC y 6 ºC. Esto ayuda a evitar el desprendimiento del gas carbónico y proporciona una experiencia excelente de cata.
Vino de crianza
Los vinos de crianza, con una carga de taninos media y un nivel menor de acidez, se sirven entre los 14 y 17º C. Al no servirse tan fríos, se consigue apreciar al máximo su profundidad y complejidad aromática.
Fuente: Dehesa de Luna
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