Seguramente nunca te has parado a pensar cuál es la mejor forma de preparar una infusión. Todos tenemos en la mente el proceso de hervir agua y servirla sobre una bolsita de té, manzanilla, menta poleo… Es importante seguir ciertas pautas para obtener una infusión aromática que conserve todas las propiedades de las plantas que vayamos a utilizar.
Hay varias opciones de preparación de infusiones con pequeñas diferencias de resultados según las plantas que vayamos a utilizar. Todos los métodos tienen como objetivo la extracción de los principios activos de las plantas, que son los que dan a las infusiones sus cualidades. Aquí te dejamos algunos consejos de preparación:
1) Maceración o infusión fría: La infusión más conocida popularmente es la que se toma caliente, pero existe también el tipo de infusión fría. Se obtiene vertiendo agua fría sobre la planta y dejando reposar la preparación durante varias horas. Para tomarla después solo es preciso calentarla un poco. La infusión fría se usa cuando se quiere evitar que la planta desprenda sustancias tóxicas. Al no someter a las plantas a ebullición junto con el agua, se evita que se pierdan o evaporen algunos principios activos.
2) Infusión caliente: La otra opción es la que realizamos la mayoría. Consiste en dejar reposar hoyas y flores en agua caliente durante unos minutos. Es el método más adecuado para la preparación del té. Se comienza hirviendo agua, que luego se vierte sobre la infusión escogida y se deja reposar hasta que el sabor llegue a su deliciosa cúspide. Sigue este proceso:Coloca en un recipiente las hierbas.
Vierte la cantidad de agua hirviendo que consideres necesaria.
Tapa la infusión. Este paso es fundamental, puesto que, si estuviese descubierta, podrían evaporarse los aceites esenciales y perderse alguna de las sustancias activas de la planta.
Deja reposar de 5 a 10 minutos.
Cuela el líquido obtenido o bien retira el colador de la propia tetera y sirve.
¿A cuál te apuntas?
Fuente: Café Candelas
No hay comentarios. :
Publicar un comentario