Comer con whisky no es lo usual, pero en una cultura de alto consumo de destilados vale la pena pensar en posibles armonías.
Es costumbre beber whisky solo, con hielo, con agua o con hielo y agua, sobre todo antes de una comida, mientras se conversa y se decide el menú. En ese momento suele tomarse al tiempo que se degusta algún pasapalo, pero al armonizarlo es mejor puro, sin agua.
El escocés se ha posicionado en estos terrenos y los profesionales de la cocina se muestran menos renuentes a crear nuevas opciones.
Para armonizar con el potente whisky puro de malta, de cuerpo robusto y sabores profundos, se proponen ahumados y oceánicos. También puede ir con costillas de cordero con mucho sabor, carnes de cacería o un lomo a la pimienta.
Un whisky con características intensas va bien con una carne al carbón o a la parrilla. En este caso, se aconseja además el uso de salsas con mostaza, champiñones o especias.
Lo mismo funciona para aquellos que son puros, con tonos suaves, sabores afrutados y aromas cítricos. Es decir, alimentos con gustos profundos.
Los whiskies mezclados se sugiere armonizarlos con sushi variado, pescados, pollo y platos que contengan queso de cabra o cheddar.
Aunque lo tradicional es armonizar con vino, el whisky es una excelente opción. Se trata de buscar el equilibrio y abrirse a otras experiencias.
Lo más importante cuando se va a seleccionar un whisky para acompañar alguna comida es conocer bien los aromas y sabores tanto de uno como de otro. Analizar aroma, textura y cuerpo y pensar en las sensaciones, para poder tomar la mejor decisión.
Alexandra Romero
Fuente: Soy chef today
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