Un recorrido por los gustos culinarios de Isabel II de Reino Unido
Hay personas que uno juraría que nunca se van a morir. Que, alimentadas por una especie de energía omnímoda e inagotable, parecen tocadas por el don de la inmortalidad. Isabel II, o la reina Isabel (porque ha habido muchas Isabeles con corona, pero como ella, ninguna) nos ha dejado de la manera en la que siempre quiso: con discreción, sin aspavientos y con los machos puestos: dos días antes, ya muy deteriorada, recibió a la nueva premier británica, Liz Truss. ¡Esa es la jubilación que les espera a los más jóvenes, por cierto, al paso qué le va la cabra!
Queremos rendir un sentido homenaje gastro a esta mujer única. Desvelamos sus preferencias y recomendamos algunos locales para comer bien y con rollito british, un poco tristes pero con el asombro que provoca ser testigos de algo histórico.
Su Graciosa Majestad era muy aficionada al té de las cinco, toda una institución de su país. Mostraba pasión por los scones, esos bollitos tan ingleses, que ella tomaba con clotted cream (una suerte de cuajada) y mermelada de frambuesa. También le encantaban los sándwiches de pepino y salmón ahumado, un bocado muy royal. Si usted quiere emularla y vivir, como dios manda, tan británica experiencia, acuda sin dudar a los hoteles madrileños Relais & Châteaux Orfila y Heritage. En estos elegantísimos enclaves sirven a diario, desde las 16 y hasta las 20.00 h, su afternoon tea. Se puede elegir entre dieciséis tés o infusiones (el favorito de la reina era el Earl Grey, con bergamota), acompañados por scones, sándwiches y dulces. Pueden, por un pequeño extra, completar la experiencia con un excelente champán.
Los Windsor son muy aficionados al buen beber, y la finada reina no era una excepción. Se sabe que a Isabel II le gustaba mucho la ginebra (comercializaba su propia marca), que a veces acompañaba de una especie de vermú inglés llamado Dubonnet. También solía terminar el día con un Dry Martini. Estos hábitos, bastante mesurados para lo que se estila, los mantuvo la buena mujer hasta los 95 años, momento en el que pasó a beber zumos, agua y refrescos en exclusiva. Hablando de beber bien, que sepan los valencianos que Borja Cortina inaugura la sede de su coctelería Varsovia el próximo 14 de septiembre en la ciudad del Turia, y que prepara unos gin & tonic con Schweppes que quitan el sentido. Por si quieren emular a la reina, ya saben, y brindar por la que se le viene encima al hijo.
La reina no era especialmente opípara en el yantar, pero tenía sus manías. Se sabe que no desayunaba a la inglesa (lo cual demuestra que rezumaba sentido común), y que solía tomar fruta fresca y huevos revueltos con salmón ahumado y trufa fresca rallada (cuando se las regalaban). También le gustaban los cereales Special K, que comía de un tupper hermético para que estuvieran crujientes. Yo, qué quieren que les diga, me la habría llevado a un sitio como Cañadío, para que supiera lo que es un desayuno bien plantado. Pero para gustos, colores.
Siguiendo con los gustos de la reina, se sabía que su postre preferido era la tarta de chocolate negro. Ha fallecido la pobre antes del 13 de septiembre, día en que se conmemora este manjar a nivel internacional. A mí también me parece un postre imperdible. De hecho, he descubierto hace poquito el postre chocolatoso con aceite que se han marcado en Barra Alta Madrid y estoy convencido de que le hubiera entusiasmado su sabor. También hay un taco de chocolate en Rocacho (uno de esos sitios a la altura de cualquier rey en Madrid).
ANDRÉS SÁNCHEZ MAGRO
Fuente: OK Diario
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