Sangría Getty Images/iStockphoto |
Refrescante, especiada y un poco dulzona, el secreto de esta bebida está en la calidad de los ingredientes y en su maceración
El vino, para desgracia de muchos puristas, siempre ha sido mezclado. Antes de la sangría, del calimocho y del rebujito de feria, los vinos fortificados (oportos, madeiras y jereces) eran ingredientes nobles de la primera coctelería. Incluso las tradiciones ancestrales hablan de ello.
Hecha a base de vino tinto (cuanto más bueno, mejor será el resultado), fruta natural troceada (no excesivamente madura y cortada a trozos un poco grandes), azúcar (mejor diluido en forma de almíbar) y algún licor. Algunos prefieren no agregar azúcar puesto que la fruta ya endulza suficiente.
Vino tinto, fruta, azúcar y algún licor
Algunos prefieren no agregar azúcar puesto que la fruta ya endulza suficiente
El color rojizo, el punto de dulzura y la certeza de que está fría son grandes cualidades para una bebida en pleno verano. A pesar de esto, la sangría no tiene muy buena fama, sobre todo por cómo se llega a abusar de ella en zonas turísticas, donde con frecuencia se elabora con un exceso de alcohol (malo) para sacar mucho beneficio.
Aun así, puede ser un acompañamiento delicioso para una comida veraniega. El secreto de la mejor sangría está en la calidad de los ingredientes y en su maceración, que tendrá que hacerse con calma y paciencia para que los sabores se fundan bien.
Sangría de cava con melocotón Getty Images |
Hay muchas historias y leyendas sobre el origen de la sangría, pero una de las reconstrucciones históricas más fiables dice que se remonta al año 1800, y que fue creada por los campesinos de España y Portugal, que solían prepararla con los productos de la tierra que tenían en ese momento a su disposición: vino, manzanas, melocotones y cítricos.
Hay otra versión de la historia con más creatividad y un poco de contrabando que se remonta al año 1700, y que fue idea de un grupo de marineros británicos. En esa época en las Antillas estaba prohibido beber alcohol, y enmascararon el ron español con miel, especias, frutas locales y vino, para que pareciera un zumo de frutas, y eludir así la prohibición.
Aunque al entrar en el Medioevo ya en todos los países, incluyendo España, se tomaba vino especiado, lo cierto es que lo de añadir las frutas cortadas se produce por primera vez en Andalucía.
"Bebida que se compone de agua de limón y vino tinto"
La acepción de 'sangría' como bebida no aparece en el diccionario de la Real Academia Española hasta en 1803
Esta no es una buena región para las uvas, pero cuenta la leyenda que los lugareños le pusieron frutas frescas cortadas a una tina de vino de baja calidad y la dejaron estar por unos días. Notando que el vino mejoraba considerablemente, decidieron agregarle especias, azúcar, brandy y unas ramas de canela. Cuál no sería su sorpresa al descubrir una nueva bebida de exquisito sabor, color y fragancia.
En textos españoles no se empieza a hablar de ella hasta finales del siglo XVIII, y la acepción de 'sangría' como bebida no aparece en el diccionario de la Real Academia Española (RAE) hasta 1803, que la define como "bebida que se compone de agua de limón y vino tinto". De hecho, entonces ya se elaboraba una limonada de vino que durante el siglo XVIII aparece en los diccionarios, pero al parecer la palabra 'sangría' la acabó desbancando.
Cualquiera que sea la receta original para hacer una sangría, existen actualmente miles de versiones: prácticamente cada español tiene la suya y asegura que es la auténtica. Algunos le agregan ron o brandy, otros utilizan especias (especialmente canela, vainilla o clavo de olor), está quien la estira con agua gaseosa o aquellos que le agregan gaseosa de naranja para que sea efervescente. También hay algunos valientes que hacen sangría con ginebra y azúcar añadido: está rica, pero no lo prueben en casa, hay que saber hacerlo.
En textos españoles no se empieza a hablar de ella hasta finales del siglo XVIII, y la acepción de 'sangría' como bebida no aparece en el diccionario de la Real Academia Española (RAE) hasta 1803, que la define como "bebida que se compone de agua de limón y vino tinto". De hecho, entonces ya se elaboraba una limonada de vino que durante el siglo XVIII aparece en los diccionarios, pero al parecer la palabra 'sangría' la acabó desbancando.
Cualquiera que sea la receta original para hacer una sangría, existen actualmente miles de versiones: prácticamente cada español tiene la suya y asegura que es la auténtica. Algunos le agregan ron o brandy, otros utilizan especias (especialmente canela, vainilla o clavo de olor), está quien la estira con agua gaseosa o aquellos que le agregan gaseosa de naranja para que sea efervescente. También hay algunos valientes que hacen sangría con ginebra y azúcar añadido: está rica, pero no lo prueben en casa, hay que saber hacerlo.
Sangría Getty Images/iStockphoto |
¿Qué vino se recomienda utilizar? Hay una gran libertad de opciones. Tradicionalmente la base es el típico vino tinto con cuerpo producido en la Rioja; pero también hay quienes prefieren los vinos blancos o rosados, como ocurre en Catalunya. También es posible prepararla con cava, sidra o champán para una versión especial conocida como "sangría de las fiestas".
Igualmente, la fruta no es siempre la misma: se pueden utilizar solo cítricos, solo melocotones o añadir a gusto manzanas, piña, kiwi, fresas o frutos del bosque. La clave está en el reposo. Se debe preparar por lo menos un día antes, para permitir a las frutas marinarse en el vino durante la noche y hacer que este tome sus sabores.
Una bebida con proyección al mundo
En 2014, tras dos años de negociaciones, la Unión Europea aprobó, con 609 votos a favor, 72 en contra y 4 abstenciones, proteger la denominación "sangría/sangria" y hacerla exclusiva para exportaciones de España y Portugal.
Si bien el resto de países pueden seguir produciéndola, no pueden comercializarla bajo esta nomenclatura. En cambio, deben usar la denominación “bebida aromatizada a base de vino”.
Fuente: La Vanguardia
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