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Desde su uso para conservar los vinos en largos traslados hasta la maduración del producto, ya son parte fundamental de la industria
Existen muchas variedades de barricas para distintos fines y procesos en la industria mundial de vinos y licores. Su antecedente más lejano en el tiempo fue un recipiente elaborado con troncos de los bosques de la región Celta (Europa Central). No era otra cosa sino que dicho tronco se ahuecaba para contener muchos tipos de bebidas, principalmente cerveza, y ya nada más se le ponía una tapa.
En el tema de los vinos no se usaba en ese momento de la historia, ya que existen datos que indican que desde hace dos mil años Antes de Cristo, lo que griegos y romanos usaban eran jarrones y ánforas de barro con asa, tanto para transportar como para conservar el vino.
Restos arqueológicos de las barricas se han encontrado a lo largo de los ríos Danubio y Rin, pero no en España e Italia, seguramente debido al clima en los primeros, pero no fue sino hasta el siglo II de nuestra era cuando ya se hizo más usual la utilización de las barricas para contener vino, además de que al ser porosa, la madera confiere sabor y hasta cierto punto una pequeña oxigenación, que permite evolucionar al vino o destilado, tomando un mejor aroma y sabor.
Es así como gracias a las barricas surgen en el mundo de los vinos y licores nuevos procesos y con ello denominaciones de origen (vinos de Rioja, Ribera del Duero, Burdeos, etc.), también bebidas destiladas como el cognac, ron, whiskys escoceses, irlandeses; y más recientemente la norma oficial mexicana para el tequila, donde ya menciona que los tequilas reposados, añejos y extra añejos pasan un tiempo en reposo en barricas o pipones de madera de roble o encino (de dos a 12 meses el reposado pudiendo estar en barricas o contenedores en contacto con la madera hasta por varios miles de litros; y de 12 meses hasta 36 meses el tequila añejo y el extra añejo arriba de 36 meses, aunque estos últimos deben ser añejados en barricas de 500 litros máximo).
Ahondando en el tema un poco más, bebidas como el cognac, ron, whisky y otros, no podrían llamarse así sin haber pasado un tiempo en barricas, ya que si no serían aguardientes de uva, caña y cebada respectivamente, de ahí lo importante de la barrica que gracias a este proceso de envejecimiento, además de ofrecer notas características (madera, tabaco, cuero, humo) dan nombre a infinidad de productos.
Existen de diversas medidas y usos, desde la clásica barrica de 200 litros hasta la bota jerezana de 500 litros o la Pipa portuguesa, sin olvidar los fudres muy usados en la crianza del vino de mesa, con capacidad de 3 mil litros.
Muchas Gracias
Rafael Hernández
Fuente: Informador
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