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Empezar el día o terminar una comida con un café es un acto con implicaciones muy positivas para la salud, un efecto que se potencia poniendo en práctica unos trucos muy sencillos
El café es el rey indiscutible del desayuno y de la sobremesa: el 87% de la población de entre 18 y 64 años toma café, el 70% lo hace a diario y, de estos, el 76% lo bebe en el desayuno, como contó Alimente. También es una bebida saludable por su alto contenido en antioxidantes (polifenoles y ácidos hidrocinámicos), que le confieren propiedades protectoras frente a enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, diabetes, incluso el alzhéimer. Además, su poder calórico es muy bajo.
Sin embargo, su contenido en cafeína es un arma de doble filo porque en su justa medida tiene efectos beneficiosos -es un estimulante-, pero en exceso puede causar malestar en el estómago, mareo, dolor de cabeza y problemas cardiovasculares graves a partir de consumos superiores a 6 tazas al día.
Cómo disfrutar del café de forma sencilla
- No al café de la comida a partir de las 15 h. La cafeína impide a muchas personas dormir y la falta de sueño puede tener consecuencias negativas en la salud. En estos casos, lo mejor es tomar café descafeinado o una infusión. Por el contrario, hay quien tiene un sueño a prueba de cafeína. El secreto está en sus genes (son portadores del genotipo ADORA2A)
- Mejor sin azúcar: el azúcar es uno de los mayores enemigos para la salud: favorece la obesidad, el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Es verdad que para muchos el amargor del café es insoportable, la opción es utilizar un edulcorante natural, como la stevia.
- Elegir cafés de buena calidad: el procesado del café y su cultivo afecta a la calidad. Los granos del café pueden contener pesticidas y, aunque el impacto en la salud no está claro, hay quien prefiere asegurarse comprando café ecológico.
- Limitar el consumo: lo normal es que cada cual adapte el consumo a su tolerancia a la cafeína, pero la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda no pasar de los 200 mg al día, o lo que es lo mismo, no más de 3 tazas (una taza de 200 ml tiene 85 mg de cafeína). Sin embargo, nadie mejor que uno mismo para saber dónde tiene su límite.
- Un toque de canela: además de darle un sabor especial al café, tiene beneficios sobre los parámetros cardiovasculares. Un estudio desarrollado en la Universidad de Peshawar (Pakistán) encontró que tomar de 1 a 3 gramos diarios de canela mejora los niveles de glucosa en sangre, los triglicéridos y el colesterol.
- Una pizca de cacao: otra opción es espolvorear el café con cacao en polvo, que es rico en antioxidantes y añade un plus de protección cardiovascular.
- Cortado o con leche, pero mejor de vaca: la leche de vaca natural (entera) es un alimento poco procesado y además aporta calcio y otros nutrientes que benefician a la salud ósea.
Ángeles Gómez
Fuente: Alimente - El Confidencial
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