El truco casero para que el pescado congelado no pierda sabor y parezca fresco. (iStock) |
Ante el incremento del precio del pescado, muchos consumidores optan por comprarlo congelado en vez de fresco. ¿Se pierde sabor con el cambio? No mucho si se siguen unos sencillos trucos
Ante el incremento del precio del pescado, mucha gente está optando por comprarlo congelado en vez de fresco. Para ello, es importante tener en cuenta que no se debe romper la cadena del frío, por lo que es conveniente usar una bolsa térmica para llevarlo desde el supermercado hasta casa.
Por lo general se tiende a pensar que el pescado fresco es más nutritivo, pero la ultracongelación mantiene prácticamente inalterables los nutrientes del pescado y reduce la exposición del pescado ante posibles contaminaciones de parásitos, como el anisakis. Además, hay una gran variedad de cortes disponibles y podrás utilizar la cantidad que necesites y utilizar lo sobrante para la siguiente vez que cocines.
A la hora de descongelarlo, uno de los errores más frecuentes que cometemos es sacar la pieza del congelador y dejarla a temperatura ambiente. De esta forma pierde mucho agua y jugosidad. Además, es fácil que se pueda contaminar por bacterias o que aparezcan microorganismos que pueden provocar una intoxicación alimentaria.
El truco está en la leche
Lo mejor es dejar la pieza en la parte menos fría de la nevera sobre una rejilla bajo la que colocaremos un recipiente que recoja el agua de descongelación. Así, el pescado no quedará inmerso en agua y nos aseguramos de que tenga un sabor perfecto cuando lo cocinemos.
Una vez esté descongelado y para que el pescado no pierda su textura y sepa como el que compras fresco en la pescadería, pon en práctica este truco casero: sumerge todas las piezas de pescado en leche durante una hora antes de cocinarlo. "
Una vez esté descongelado sumerge el pescado en leche durante una hora antes de cocinarlo
Pasada la hora, solo hay que secar el pescado con papel de cocina absorbente y aliñarlo con un chorrito de limón para que esté mucho más jugoso. De esta manera, tendrá un sabor más suave y, además, al cocinarlo (a la plancha, al horno…) se evita el olor tan fuerte que desprende. ¡Así de sencillo!
Fuente: Alimente - El Confidencial
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