Según algunos historiadores, el helado se originó en China alrededor del año 200 a.C., cuando los chinos mezclaban nieve con frutas, miel y leche para crear una especie de sorbete. Esta delicadeza se reservaba para la corte imperial y los nobles, y se transportaba desde las montañas en carros especiales. Con el tiempo, los chinos fueron perfeccionando la técnica y añadiendo nuevos ingredientes, como el arroz, el jengibre y la canela.
El helado chino llegó a Europa gracias a los viajeros y comerciantes que recorrían la Ruta de la Seda, una red de caminos que conectaba Oriente y Occidente. Entre ellos se encontraba Marco Polo, el famoso explorador veneciano que visitó China en el siglo XIII y que, según la leyenda, trajo consigo la receta del helado. Sin embargo, no hay evidencia histórica que confirme esta afirmación.
Lo que sí es cierto es que el helado se popularizó en Europa durante el Renacimiento, especialmente en Italia y Francia, donde se le dio el nombre de gelato y glace, respectivamente. Los europeos introdujeron la leche de vaca y el azúcar en la elaboración del helado, y lo convirtieron en un símbolo de lujo y sofisticación. El helado se servía en ocasiones especiales, como banquetes, bodas y fiestas reales.
El helado volvió a China en el siglo XIX, cuando los misioneros y comerciantes occidentales se establecieron en las ciudades costeras. Los chinos redescubrieron el helado con nuevos sabores y texturas, y lo incorporaron a su repertorio culinario. El helado se vendía en las calles y en los restaurantes, y se consumía como un postre refrescante después de una comida picante o salada.
Hoy en día, el helado es uno de los postres más consumidos en China, y se puede encontrar en una gran variedad de formas y sabores. Algunos de los más populares son el helado de té verde, el helado de sésamo negro, el helado de lichi y el helado de frijol rojo. El helado también se combina con otros ingredientes típicos de la cocina china, como el pan al vapor, las tortitas de arroz o las frutas confitadas.
Comer helado con comida china es una forma de disfrutar de dos tradiciones culinarias que tienen mucho en común. Ambas son ricas, variadas y creativas, y reflejan la diversidad cultural de sus países de origen. Así que la próxima vez que pidas comida china, no te olvides de pedir también un helado. Te sorprenderá lo bien que saben juntos.
Luis Enrique Blanco
El Gourmet Urbano
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