Una premiada tapa del bar La Cigrona, de Valencia |
Gordon Ramsay sale en defensa del valor de la tapa y de la cocina tradicional española frente a las protestas de un colega italiano
El chef más popular en todo el mundo es escocés, de una tierra que durante siglos se ha peleado por sacar partido a la materia prima. Gordon Ramsay tiene méritos añadidos y como Chicote anglosajón su figura se agiganta como prescriptor en las pesadillas mientras abre locales con su apellido como imán. Pero además de gruñón y sabio de las sinceras elaboraciones británicas este millonario de los fogones sabe que España es gastronómicamente hablando una de las grandes potencias, si no la mayor, en materia de sabores y cocineros en Europa.
Ramsay ha tenido un rifirrafe en un espacio de divulgación de cocina que comparte con un chef francés, Fred Sirieix y con un colega italiano, Gino D’Acampo. Con éste el escocés ha porfiado hasta el grado de pelea con botellas rotas sobre qué cocina es más potente: la española o la italiana. A la de nuestro país le avala por cantidad los reconocimientos en los galardones gastronómicos y a la de Italia los restaurantes que en nombre de sus platos se abren por todo el mundo. Es la gastronomía más ‘usada’ gracias a la pizza y a la pasta, dos esenciales.
Ramsay se vale por sí solo para admitir y reconocer que España es en estos momentos el lugar de referencia de la cocina internacional por la labor de sus chefs, por mucho que se indigne el compañero italiano. Pero los valores hispanos se agrandan si se añade el valor de la cocina tradicional, es decir, lo que se come en las casas y lo que se vende en los mercados (aunque corremos el peligro de perder muchas recetas de abuela), y el valor de la cocina popular, la de los locales a pie de calle, nuestros bares de siempre. Gordon Ramsay da por ganadora a España por el concepto de las tapas.
El chef Gordon Ramsay en un programa grabado en la Costa del Sol |
La pizza es prima hermana de la coca española, porque el Meditérraneo nos une casi como en un único país en todos estos siglos, pero su popularidad estriba en que es una sencilla elaboración que se replica y deforma a lo largo de la planeta. Replicar nuestras tortillas, chacinas, sopas, croqueteo y paellas (ejem, cuidado con las denuncias criminales que puede presentar un valenciano) es más elaborado y complejo.La potencia de la gastronomía española se basa por sí misma y se refrenda, por ejemplo, por el aumento incesante de turistas que vienen a nuestro país buscando más sal que sol.
La comida es lo que realmente más nos une como españoles y el lugar de privilegio y consideración de las elaboraciones de aquí no se mide por número de restaurantes en el extranjero sino por calidad y presencia en la sociedad. Francia nos empata pero ganamos en la prórroga por el aceite de oliva.
FRANCISCO ANDRÉS GALLARDO
Fuente: Diario de Sevilla
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