El mezcal es un trago de origen mexicano que desde hace más de una década está brillando a nivel internacional. Este elixir cargado de tradición e historia es creado por la destilación del corazón del agave o maguey; una planta muy parecida a la penca.
Agave, viene del griego agavé que significa “noble”, “ilustre”, “admirable”, “brillante”; nosotros estamos de acuerdo, ningún otro nombre podría quedarle mejor a la planta responsable de este mítico y encantador elixir.
Así como las uvas en el vino, también existen muchos tipos de agaves. Cada uno le da al mezcal un sabor y aroma únicos. Según el Consejo Mexicano Regulador de la Calidad del Mezcal, existen más de 20 variedades que pueden darle vida, una de las más usadas y conocidas es el agave angustifolia más conocido como espadín.
Si preguntamos por el origen del mezcal nuestros pies se untan de la tierra mexicana, mientras caminamos por los palenques de las tribus indígenas, de los mixtecos de Oaxaca y los nahuas de Guerrero, quienes lo producían de forma artesanal y bebían en sus ceremonias más especiales, bueno, no todos lo bebían; sólo las personas más importantes; los sacerdotes, los guerreros y los nobles.
Al igual que el tequila, el mezcal es un destilado de agave que viene de una planta de la familia de las agaváceas cuyo crecimiento es abundante en México.
Hasta hace unos años el mezcal era un licor poco conocido fuera de algunas zonas muy especificas de México. No era ni muy consumido ni considerado como un producto de prestigio o interés. Su reputación era mala y era considerado como un alcohol de baja calidad para obreros y campesinos.
El mezcal era originalmente un destilado que se daba a los mineros como parte de sus beneficios laborales. El alcohol les daba seguramente más ánimo y mayor resistencia frente a las arduas e ingratas labores de las minas. Hoy todo esto ha cambiado, y el mezcal se ha convertido en una bebida de moda que es por fin reconocida por sus cualidades como producto orgánico y artesanal.
Diferencia con el Tequila
El tequila y el mezcal son similares por ser productos que provienen de la misma planta: el agave. Sin embargo existen varias diferencias tanto en la manera de extracción del corazón de la planta como en el proceso de elaboración del licor. Además, mientras que el tequila es producido exclusivamente a partir de agave azul, el mezcal puede provenir de decenas de diferentes sub especies de agave.
La denominación de origen
El mezcal ha obtenido hace unos años una denominación de origen que lo hace único, pues este destilado sólo se puede producir en ocho estados mexicanos: Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Zacatecas, Guanajuato, Durango, San Luis Potosí y Tamaulipas. La denominación de origen del mezcal es un poco confusa para los consumidores extranjeros ya que abarca varias zonas de México que no necesariamente son cercanas o limítrofes.
Tipos de Mezcal
Al igual que el tequila, el mezcal está catalogado en tres grandes familias que dependen del tiempo de añejamiento del mismo. El más joven es el mezcal blanco mientras que el reposado tiene un tiempo de maduración de por lo menos dos meses en barrica. Finalmente el mezcal añejo tiene que tener un reposo en barrica de un tiempo mínimo de seis meses. La calidad de cada mezcal depende también de la planta, el suelo y otros factores propios a su producción individual.
¿Cómo tomarlo?
Por su sabor tan particular, el mezcal puede ser un poco difícil para ciertos paladares. Algunas personas lo toman solo con unos gajos de naranja, mientras que otras prefieren integrarlo en un cóctel que podría potencializar su sabor. De una u otra manera, la experiencia de tomar mezcal es un viaje de sabor muy particular que no te dejará indiferente.
Tomar mezcal no solo es vivir un ritual que nos habla de una parte de la historia y las costumbres mexicanas, también se trata de disfrutar aromas y saborear ese toque ahumado que deja en nuestro paladar una experiencia única.
A diferencia del vino, los amantes del mezcal prefieren uno joven, así pueden experimentarlo en su estado más puro; saborear la planta que le dio vida y las huellas de su proceso artesanal con el que todavía es creado.
Cuando vayas a tomar mezcal recuerda hacerlo poco a poco o como dicen los mexicanos «a besitos», es decir, a pequeños sorbos; no querrás que sus 45° de alcohol, lo que normalmente contiene una botella de mezcal, hagan que un buen momento termine antes de lo esperado.
Fuente: Barrica de Madera
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