El cambio climático acabará con la Tempranillo en unas décadas, científicos españoles ya se preparan para su reemplazo
Dos variedades de uva relativamente desconocidas, emparentadas con la Tempranillo, han mostrado resultados prometedores en una investigación dirigida a ayudar a los viticultores españoles a adaptarse al cambio climático. En unas décadas, los jóvenes sumilleres podrían estar aprendiendo sobre Benedicto y Moribel junto con Tempranillo, Graciano y Mazuelo.
Investigadores españoles del Instituto de la Vid y el Vino de Castilla-La Mancha (IVICAM) han encontrado que estas dos variedades de uva presentan resultados alentadores en cuanto a la adaptación al cambio climático. Pruebas sugieren que Benedicto y Moribel, progenitora y descendiente de la Tempranillo respectivamente, son capaces de rendir relativamente bien bajo condiciones de estrés por calor y sequía, según el Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (IRIAF).
A medida que España se ve afectada año tras año por el calor y el clima extremo, la necesidad del país de encontrar formas de adaptarse al cambio climático se ha vuelto imprescindible, y ha habido advertencias de que la situación podría empeorar. Un estudio reciente advirtió que aproximadamente el 90% de las regiones vitivinícolas tradicionales en mediterráneo y sur de España podrían estar en riesgo de desaparecer para finales de siglo debido a la sequía excesiva y a las olas de calor más frecuentes.
La Tempranillo es reconocida internacionalmente por su contribución a los grandes vinos tintos españoles, casi todas las denominaciones de origen la aceptan y constituye a más de 201.000 hectáreas de viñedos de España. Sin embargo, en las últimas décadas, el cambio climático ha afectado cada vez más su producción. Un artículo de 2022 para The Conversation por María Concepción Ramos, de la Universitat de Lleida, y Fernando Martínez de Toda Fernández, de la Universidad de La Rioja, señaló que las temperaturas más altas y el estrés hídrico que se prevé que España experimente podrían causar que la floración, el envero y la cosecha de la Tempranillo ocurran más de 10 días antes de lo normal en los años más cálidos. Para 2050, incluso bajo escenarios de emisiones controladas, el ciclo de crecimiento de la Tempranillo podría adelantarse de ocho a 10 días, indicaron.
Estos cambios podrían resultar en una disminución de la acidez y menores concentraciones de componentes clave como los antocianos, poniendo en peligro el equilibrio y la calidad de los vinos finales. Los productores de toda España ya están incorporando estrategias para reducir los efectos del aumento de las temperaturas, como plantar a mayor altitud o en regiones más frías del norte y cambiar las técnicas de poda. También se está investigando para encontrar clones alternativos o incluso diferentes variedades de uva que puedan ayudar a hacer sostenible el cultivo de la vid para las futuras generaciones.
Ahí es donde entra el IVICAM. El equipo de investigadores se propuso determinar qué variedades de uva eran las más adecuadas para soportar el calor extremo y la escasez de agua que se espera que sean cada vez más comunes a medida que España lidia con el cambio climático. Estudios de Benedicto, Moribel y Tempranillo, desarrollados en el contexto del trabajo de tesis doctoral de Sergio Serrano Parra, encontraron que Benedicto superaba a Tempranillo en algunos análisis cualitativos, situándolo en una posición destacada como una alternativa excelente para la viticultura futura, según el IRIAF.
En cuanto a Moribel, la investigación muestra que tiene una acidez más alta que la Tempranillo, lo cual también puede ser clave para elaborar los vinos equilibrados del mañana. Las dos uvas rindieron igualmente bien en la sala de cata. Aunque los vinos elaborados con Benedicto y Moribel tienen un perfil aromático similar al de la Tempranillo, los investigadores encontraron que los catadores preferían los vinos elaborados con Benedicto y Moribel sobre los vinos elaborados con Tempranillo, agregó el IRIAF. Esto sugiere que Benedicto y Moribel podrían ayudar a los viticultores a no solo preservar sino incluso mejorar o sustituir a los vinos elaborados con Tempranillo en las condiciones cada vez más difíciles de un clima cálido.
Fuente: Vinetur
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