Antes que nada quiero desearles a todos un Próspero Año 2011, esperando que sea lo mejor aspectado posible y todos los sueños se cumplan a cabalidad, sin dejar a nadie por fuera.
La mañana del 1º de enero me desperté como casi todo el mundo, tarde, cansado, con un poco de resaca y esa sensación de que algo me faltaba. Claro, era mi espresso, pero me dio como flojera -y en realidad no coordinaba tanto- como para encender la máquina espresso que tengo en mi casa. Decidí tomar un café guayoyo hecho en mi prensa francesa.
Evidentemente el olor de esta preparación es mucho más intensa que el de un espresso, es ese olor que despierta hasta a los vecinos. ¿Y saben qué? Realmente me provocó tocarle la puerta a los vecinos, y ofrecerles café. Se convirtió en una fiesta de mediodía muy sana, con muchos abrazos, muy buenos deseos, acompañados de caras arrugadas y marcadas aún por las sábanas, ojeras y alientos de la trasnochada. Pero en realidad, la sensación era de familia, ninguno de nosotros teníamos nada en común, pero a la hora de tomar la taza de café -mejor dicho, un pocillo de café- todos teníamos algo que nos unía.
Claro, me tocó dar las explicaciones de rigor: el aroma, el tostado, la molienda; pero creo que ninguno me prestó atención, sólo querían tomar un café para despertarse. Y mientras cada quien tomaba sorbos de su guayoyo, pasó por mi mente la película completa de un año entero metido en el mundo del café, todas las historias que he vivido: Los cursos de barismo, las amistades alrededor del café, mis amigos del Gourmet Urbano, en fin, cientos de personas que únicamente tenemos en común una taza de café.
Como siempre lo he dicho, un café reúne a la gente y es una sensación de amistad, de familia, de compartir que provoca seguir viviendo. Mi deseo para este 2011 es compartir tazas de café con todos y cada uno de ustedes. Poder acercarnos de una manera muy especial y compartir recetas, preparaciones y anécdotas.
Este es un año de seguir emprendiendo miles de proyectos para llevar una buena taza de café a todos lados, será un año de viajes, ya que tengo previsto cursos de barismo en el interior de Venezuela. Un año nuevo, a estrenar, con mucho aroma a café.
Hasta la semana que viene.
¡Café y Vida!
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