¿Qué nos hace tan difícil cambiar nuestros hábitos y cómo podemos evolucionar en ellos? ¿Cómo podemos incluir aquellos alimentos que nos hacen bien?
¡Mis queridos amigos! ¿Cómo están?
Muchos de nosotros hemos intentado hacer una dieta o plan nutricional, hemos intentado cambiar nuestro estilo de vida así como nos lo sugieren los médicos y nutricionistas. Aún cuando contamos con toda la voluntad, con todo el deseo del mundo de comprometernos con nuestra meta planteada, arrancamos con fuerza y de repente nos resquebrajamos. Retomar el rumbo no sólo parece difícil, sino que en momentos padecemos del efecto rebote, llegamos a estar más gordos de lo que estábamos cuando nos propusimos la meta.
Dando continuidad a nuestro primer artículo que plantea que no cambiemos nuestros hábitos sino que evolucionemos en ellos, hoy responderemos a ¿por qué se nos hace tan difícil cambiar nuestros hábitos? y ¿ cómo podemos ampliar nuestra visión de lo que nos sucede y comenzar a hacerlo posible? ¿Cómo podemos incluir aquellos alimentos que nos hacen bien?
La razón por la cual nos cuesta tanto quitarnos unos kilitos, o comer como lo sugieren los especialistas en nutrición, halla sus razones en múltiples variables. Por una parte, nuestros hábitos alimenticios se van desarrollando desde los inicios de nuestra vida, nos ofrecen una sensación de arraigo, de pertenencia cultural, familiar y encubren nuestra identidad, quiénes somos, lo que nos gusta y lo que no, y a veces hasta el porqué. Entonces, la arepita que nos gusta “porque mamá me la hacía así” se carga de la emoción del amor que entonces recibíamos.
Nuestros hábitos hablan de nuestra historia, de quiénes somos y de dónde venimos, hablan de la vida que hoy llevamos, quizá en la lucha por la locha que poco tiempo y energía nos deja. Y sin darnos cuenta, también tienen que ver con el hecho de que, a veces, simplemente desconocemos cómo hacerlo bien, o cómo hacer del comer sano algo deliciosos y accesible en nuestro ajetreo, a veces no sabemos cómo incluir tal o cual alimento en nuestras comidas.
Nuestros hábitos son como el amor de nuestra vida, lo que más nos gusta y queremos, aquél que a veces sentimos que sin él no vivimos. Qué tal si en vez de dejar nuestro gran amor, seguimos amándolo pero haciendo nuevos y más amigos. Suena mucho más simpático, al menos a mí me da ilusión pensar que mi Nutella de las mañanas podrá seguir estando ahí, que todo lo que tengo que hacer es conocer a mi amiga la manzana, o acercarme a saludar a la piña, que quizá pueda hacerme un perico con cebollita y tomate y así algunos vegetales estarán presente en el desayuno, y que la barrita de Granola sin mermelada puede acompañarme en la merienda. Saber qué puedo hacer y qué puedo comer lo hace tan posible como que un niño suelte su juguete favorito cuando encuentra otro más atractivo.
Vayámonos de expedición al supermercado, si nuestra vida es ajetreada compremos frutas que no requieran ser picadas como las mandarinas o las manzanas. Entendamos que a veces, incluso aún teniéndolas, no las comemos porque no estamos acostumbrados. Paso a paso, día tras día, semana a semana vamos haciendo nuestros nuevos amigos y no dejemos de comer aquello que nos gusta, comamos esta frutica antes del almuerzo o de merienda para que amortigüemos nuestra hambre.
Atrevámonos a conocer y reconocer las cualidades de cada ingrediente, cada uno encubre algo especial, cada amigo algo nos ha de aportar, ni mejor ni peor, simplemente diferente. Al principio no nos tiene por qué gustar comer berro, pero descubrir el crunch de su tallo, el aguita que suelta, ese amarguito que combinamos con algo agridulce y acompaña nuestro pollo en brasa (sin pellejo).
Hay pequeñas empresas o negocios que nos puede ayudar en esto al ofrecer almuerzos a domicilio, los cuales son elaborados con asesoramiento nutricional y con gusto por el buen comer.
Abramos los ojos y recordemos que, como dice Maickel Melamed, nada es tan difícil como para no intentarlo, sólo debemos intentarlo todos los días, una y otra vez, buscar incluir los vegetales en nuestras comidas, saludar a las frutas, no dejar los carbohidratos y disfrutar de nuestras proteínas. Busquemos información y compartámosla, aprendamos a cocinar. No dejemos al amor de nuestra vida, hagamos nuevos amigos, no dejemos nuestros gustos, ¡descubramos nuevos!
Los quiero, hasta la próxima.
Anabella Barrios Matthies
1 comentario :
Excelente post Anabella, muy acertado y lleva a la reflexión, gracias nuevamente!!
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