El condicionamiento alimentario de cada especie animal es diferente. Los animales se alimentan de un solo tipo de alimentos (monovoros), comen cuando tienen hambre y se detienen cuando están saciados. Pero los animales omnívoros (que comen de todo), como el hombre, además de saciar el hambre sienten placer al comer.
La historia del humano sobre la tierra está repleta de hechos que reflejan el gusto, la apetencia por las cosas buenas y sabrosas, y la terrible debilidad por aquello que se siente prohibido. Esta mezcla de sentimientos prohíbe aquel llamado paraíso y es donde se demuestra la debilidad de la carne hacia todo lo placentero.
Una vez que se disfruta en grandes cantidades de todo aquello que satisface el paladar, se acumula grasa en el cuerpo, sobre todo alrededor de la cintura, y la imagen corporal ya no es la que se anhela; surgen los conflictos por hacer cambios en la alimentación, comienza la tarea de hacer dietas por cuenta propia, la que realizan los ricos y famosos o la que comentó alguna amiga en una fiesta. Todas estas dietas sufren el vaivén de la moda, una dieta cualquiera puede alcanzar la popularidad y, seguidamente, decaer y ser olvidada.
Normalmente las dietas que se buscan elaborar son Mono-Alimenticias; es decir, son las que condicionan la ingesta de un solo tipo de alimentos, como las dietas de proteínas o de grasas. Así sucede también con las dietas hipocalóricas (reducción de calorías diaria para consumo del humano), regímenes estrictos donde el aporte de calorías y carbohidratos es muy bajo, con riesgo de sufrir hipoglicemias (bajas de azúcar en sangre), mareos, dolor de cabeza y desmayos, pérdidas de peso exageradas en períodos de tiempo muy cortos a expensas de masa muscular y líquido. Estas dietas son totalmente desequilibradas, ya que no corresponden a la forma de comer de un humano omnívoro.
A esto hay que agregar que, cuando se está haciendo una dieta poco gratificante, el paladar tampoco está satisfecho, se sentirá la necesidad casi compulsiva de consumir alguna otra cosa adicional; esto ocurrirá y, dependiendo de la fuerza de voluntad, se consumirá ese alimento prohibido; se regresará a la forma habitual de alimentación y se detendrá la pérdida de peso, recuperando el perdido (e incluso más) en tiempo corto y de forma apresurada.
El suprimir alimentos no trae ningún beneficio puesto que ningún ser humano puede vivir sin un complemento diario de Proteínas, Grasas y Carbohidratos. Como anteriormente se ha hablado: el cuerpo humano es una fabrica que amerita todos y cada uno de sus componentes esenciales para el correcto funcionamiento.
Cuanta más estimulación de sensaciones reciben los sentidos, más recolección de estímulos se necesitan para originar placer y esto funciona tanto para los placeres visuales, como auditivos o del gusto. El placer en la alimentación no necesariamente está relacionado a grandes cantidades de comidas y rebuscadas preparaciones. Tampoco una dieta saludable se define por estrictas prohibiciones y aburridas ingestas, la alimentación varía en las distintas culturas y regiones del mundo, lo cual demuestra que se trata de una cuestión de hábito. El Hábito Alimenticio o un Estilo de Alimentación Saludable, “se logra de forma paulatina a lo largo del tiempo. Lo importante es conservar la salud, con un plan de alimentación que se adapte a nuestros gustos y preferencias y, a su vez, nos ayude a bajar de peso de manera saludable”.
Comer sanamente no significa que tengamos que privarnos de todo lo que nos gusta: lo mejor es comer variado y saber qué comer, cuándo, en qué cantidades y cómo presentarlo. En la actualidad, el ritmo de vida no permite disponer el tiempo suficiente para organizar, cocinar y saborear la comida, pero el organismo humano (a pesar de que cada ser vivo es diferente), está diseñado para conseguir su función óptima con un régimen alimenticio bajo en grasas, regulado en proteínas, muy bajo en azúcar y alto en fibra y otros carbohidratos.
Mis recomendaciones, como nutricionista, para lograr un Estilo de Vida Saludable son:
- Realice 5 comidas al día (las meriendas son tan importantes como las comidas principales)
- Disfrute del sabor de los alimentos y coma con calma.
- Ingiera mucho líquido.
- Si va asistir a un evento, disfrútelo y coma un poquito de cada cosa (no es bueno consumir todo lo que esté a nuestro alcance)
- Realice alguna actividad física.
- Evite la comidas rápidas.
- Duerma bien.
- Cuide la alimentación entre semana y deje libre con moderación los fines de semana.
- No haga dietas “milagrosas”, aprenda a combinar los alimentos, coma lo que desee pero siempre preguntándose con qué se lo come y cuál es la mejor hora para ingerirlo. Una alimentación equilibrada contiene todos los alimentos en cantidades controladas, recuerde que “todo en exceso hace daño”. Tener esto presente nos dará tranquilidad y una vida más "ligera." Es más sencillo que tengamos un estilo de vida saludable a vivir una vida de dietas estrictas y poco beneficiosas.
Rosa Garay
Nutricionista
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