Como es bien sabido, he dedicado muy buena parte de mi tiempo, en los últimos meses, a dar cursos de barismo, catas, y asesorías en materia de café.
Estos meses me han dejado muchas enseñanzas y quisiera competir con ustedes muchas de ellas, miles de experiencias y satisfacciones; les pido disculpas si les parece que este post es algo personal, pero quiero compartirlo con todos.
Antes que nada, me fascina la cara de satisfacción de la gente al ver la extracción de café por una máquina espresso. Se sorprenden, al igual que yo, de la verdadera magia que se produce al colocar café molido en un portafiltro y ver, luego de unos segundos, como comienza a salir crema de café. Veo caras parecidas a las de mis chamos cuando abren los regalos de Santa. Créanme, satisfactorio 100%.
Mi amiga Tibisay (@tibiguerra) fue la primara “alumna” de mis cursos, y hoy en día me dice Sensei. ¡Dios, qué responsabilidad y qué honor!. Hoy en día, ella pasa por mi tienda con sus chamos a tomar café, y todo gracias a esta bebida. ¿Recuerdan el post anterior? Café como fenómeno social.
Mis cursos generalmente son los días sábados, y todos los domingos, al abrir los ojos, tengo gran cantidad de sms, mentions, dm, emails, contándome las experiencias cafeteras de esa mañana de domingo: “Pietro, en la panadería ´tal´ no purgan la máquina de café”, “Pietro, devolví 4 veces el café, no lo saben preparar” , “Pietro, están reciclando la borra del café, SOS”
Mis intenciones, a corto plazo, no son formar baristas profesionales dignos de competencia, ya habrá tiempo para eso. El “Leit motiv” de mi trabajo es generar inquietudes y curiosidad. Me encanta que me digan que están devolviendo todos los café quemados y aguados. Me encanta oír eso. Se está logrando algo.
Puedo decir con orgullo que, a esta fecha, he logrado “evangelizar” más de 600 personas con las aguas oscuras del café. ¡Un trabajo duro y agotador! Pero bien ha valido la pena. Y como siempre les digo al comenzar las charlas: “Estoy dispuesto a ´echarles la gran vaina de sus vidas´, más nunca volverán a tomar el café de la misma manera”
Gracias a estas actividades, compruebo la carencia enorme que tenemos en materia de café. Pero confío que mientras sigamos haciendo trabajo de base (es decir, nosotros los consumidores), mejoraremos el nivel del café. Si nosotros exigimos, pues los negocios tendrán que apretar el cinturón y buscar la manera de mejorar la calidad del café y del servicio.
Sigamos así, y hasta la próxima.
¡Café y vida!
Pietro Carbone
Barista
http://carbonespresso.blogspot.com
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