Mi hermana era la que preparaba el quesillo en casa, les cuento que ella es mi madrina, fue mi maestra de segundo grado se imaginan, pues no les hago más comentario al respecto se los dejo a su imaginación.
Me alegré mucho cuando vi a mi madrina en la cocina, ya que solo estaba cuando hacia algunos de sus platos especiales que generalmente eran postres, uno de ellos el quesillo, deliraba y deliro por ese quesillo.”Ya vienes a curiosear” me decía sonriente, la miraba y le decía con picardía “y a esperar la lata de leche condensada” y soltaba una carcajada, esperando su mirada asertiva.
Hurgaba y hacía mucha bulla buscando la lata de galletas Puig que era nuestra quesillera, hasta que al fin la sacaba del gabinete donde estaba de última entre todos aquellos trastes de cocina. Así iba colocando todo en la mesa: la lata, seis (6) huevos grandes,1 lata de leche condensada, leche en polvo, vainilla y azúcar.
“Madrina, ¿me enseña a preparar el quesillo?”, me miró sorprendida y con cara de satisfacción, “Claro que si, a ver si el próximo lo haces tú”, inmediatamente voltee la mire y le dije con mis ojos más abiertos que nunca “Noooo yo aún estoy chiquita”, ella no pudo resistir la risa por mi expresión, “Bueno vamos ahora mismo a enseñarte, voy a ir explicándote y me ayudarás con algunas cosas”, Feliz me dispuse a lavarme las manos para estar lista como asistente de mi madrina.
Así con mucha paciencia comenzó a explicarme,”Hay que preparar leche, la medida te la dará la quesillera. Preparas la mitad de la lata para que cuando agregues los otros ingredientes llegue al tope”, así se disponía a medir el agua y a preparar la leche en un bowl que tenía dispuesto para hacer la mezcla. “Mientras vas preparando la mezcla, montas el caramelo, en la lata, colocas una taza de azúcar y media de agua , y tienes que estar pendiente de que no se te queme y muchísimo cuidado que note quemes tú” e inmediatamente interrumpiéndola le dije “ Vio que estoy chiquita yo no sé hacer eso y me da miedo” tan solo sonrió.
Una vez que montó el caramelo se dispuso a preparar la mezcla, ya con la leche lista, agregó la lata de leche condensada y la vainilla y mezcló. “Ahora te voy a decir el secreto del quesillo, tiene que tener muchos huequitos como el queso de allí su nombre, si no tienes es un flan”, me imaginaba el queso de las comiquitas y lo comparaba con su quesillo. “El secreto para los huequitos es batir los huevos uno a uno con el batidor de mano, ese secreto me lo enseño la Doña, que fue quién me enseñó a preparar este quesillo”, la miraba y entendía algunas cosas y otras trataba, me parecía mucha información pero le prestaba mucha atención. “Ayúdame, saca el huevo de la cáscara, lo colocas en esta tacita y después me lo agregas a la mezcla cuando te diga”, “ajá” le respondí con gran rapidez, quería hacer todo bien , sin perder de vista la lata de leche condensada vacía para luego comer los restos.
Bien, fui colocando los huevos y mi madrina batiendo, sin mucho afán solo hasta mezclarlo, luego lo probó, dijo que hacía falta azúcar la cual le colocó unas dos veces hasta que consiguió el sabor que quería. Ya tenía una olla preparada para baño de María, era una olla de agua hirviendo, le metía piedras y allí colocaba la lata del quesillo y luego la tapaba.
“Listo, ya está el caramelo”, en ese momento vertía la mezcla en la lata donde el caramelo barboteaba de lo caliente que estaba y salía aquel aroma indescriptible de caramelo, leche y vainilla haciendo armonía a las más altas temperaturas, colocaba la lata en baño de María y lo dejaba cocinar por 2 horas.
Les cuento, La Doña era una señora que que para la época ya era anciana de cuerpo delgado y escarbado, sus pies torcidos, desdentada, tan solo le sobresalía un colmillo y tenía algo extraño en su mirada; caminaba mucho, hacia todos los mandados de su casa y siempre iba rezongando y no se le entendía que decía, pero lo que si les puedo decir es que hacia el mejor quesillo del mundo y sin ningún egoísmo paso su receta a mi hermana, mi hermana a mi y yo a ustedes. Este quesillo queda en tres texturas y los huequitos que forma son hermosos, provocativos, así que no dejen de prepararlo.
Me senté feliz en el piso a disfrutar mientras lamía la lata de leche condensada, entre los aromas a vainilla, caramelo y leche danzando por la casa y en espera, que lo más seguro era al día siguiente de un trozo de ese rico quesillo, receta de una humilde señora que aun siendo físicamente poco privilegiada tenía todo el respeto de la comunidad.
Aquí les dejo mi versión de un quesillo miniatura en un espejo de poche crema con salsa de caramelo.
Hasta la próxima historia..
Yelitza Acosta
Cocinera
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