“Serie cuentos infantiles para pequeños panaderos
A mis sobrinas, Alessia Andrea, Selva María, Lara Valentina,
Tábata y Samanta, las sirenas de mi corazón”
Largas horas pasaba Dalila observando al panadero esmerarse en su trabajo, siempre hacia los mejores panes y postres de todos los Roques. La inmensidad del mar, su infinito horizonte, junto al azul turquesa de sus aguas que bañan las blancas y suaves arenas de aquel paraíso, solo eran comparable con los ojos de aquella dulce sirena que embelesada observaba al panadero día tras día, como quien ve salir el sol, o quien ve la luna reflejarse sobre las calmadas aguas del mar.
Como era costumbre, aquel panadero hacia unas pequeñas tortas, de forma esférica que Dalila comparaba con las perlas que de niña jugaba y que se exhibían en la panadería como parte de la gran variedad de productos, pero que su solo olor se extendía hasta Madrisquí, extasiando a los pescadores y cuanto habitante que pasaba cerca del humilde lugar. Siempre Dalila se preguntaba, a que sabrán esos postres que están allí? Como me encantaría poder comerme uno y al panadero poder agradecer?, pero la pobre sirena sabia que no podía ser, ya que en el mar era donde ella debía estar.
Alejada del Gran Roque, se fue a conversar con su gran amigo Juan Sin Chispa, un personaje muy conocido en el pueblo y que todos querían, por su ingenuidad, humildad y por su buena disposición de llevar el equipaje de los visitantes cuando al aeropuerto llegaban. Siempre comentaba a todos que tenia una amiga sirena, pero de el todos se burlaban, se mofaban de sus cuentos, de sus amigos, que pensaban imaginarios, pero que realmente para el existían, delfines, tiburones, tortugas marinas, hasta una vieja langosta que de las nasas mas de una vez se habría salvado. Todos le seguían sus cuentos y el animado contaba, pero nadie le creía, la gente sabia que nunca del pueblo había salido, aquel donde había nacido y crecido y quizás de él nunca saldría.
Un día Juan Sin Chispa ve a Dalila muy triste y este le pregunta; que te pasa hermosa sirena? Porque lloras?, porque tan alejada de donde siempre estas, podré ayudarte a caso? Sollozando le contestó, creo que no Juan, solo un milagro podría darme piernas para ir a conocer al panadero del pueblo y sus postre poder comer, se ven tan apetitosos, tan fantásticos, que solo desde el mar los puedo ver. Cada día le observo trabajar, y de él enamorada creo estar y veo como con gran entusiasmo sus productos van a comprar, el pueblo entero no hace mas que contar, los ricos pop cake que allí están. Pop qué? Dice Juan, que cosas hablas tu, yo jamás eso he visto en la panadería de allá? Claro que no, si solo arepas peladas, empanadas y tostón es lo que tu saber comer, entonces explícame tú que cosa deseas tanto comer?. Son unas pequeñas bolas que el panadero elabora con biscocho y queso crema, las baña con chocolate, o de cuantas opciones puedas tú pensar, cubiertas de azúcar de colores, con formas inimaginables, tan ricas deben ser que las personas siempre felices están, y lo curioso es, que están sobre un palito y un helado parecen ser.
Si tanto deseas tu probar los pop cake, una promesa debes hacer, y seguro estoy que piernas tu tendrás. Pero que promesa debo hacer, pregunto Dalila? Aquella promesa de amor que tanto deseas, aquella que al panadero te haga llegar, la que a su lado puedas estar, haciendo los postres más sabrosos del lugar. Seguro que así piernas podré tener? Pregunto a Juan sin Chispa; te aseguro que caminando a el llegaras, y el enamorado de ti estará, solo dile cuanto a su lado quieres estar y veras que complacido a ti te amará. Pero que puedo prometer, no quiero solo llegar y pop cake realizar? Haz lo que tu corazón dictamine, lo que realmente en ti esta, y veras que feliz te hará.
Ya se lo que quiero prometer y seguro que podré piernas tener. A ver, dijo Juan!. Si piernas puedo tener para estar junto al panadero de mi corazón, haré a su lado los postres y panes mas increíbles del lugar y a todo niño que hogar no pueda el pan llevar, le enseñaremos a como trabajar y como compensación siempre panes ellos tendrán, dedicación y educación de cómo los panes y pop cake deben hacer. Formaremos los mejores panaderos, no solo de aquí, los mejores panaderos que merece mi país.
Al día siguiente cuando Dalila nadaba hacia la panadería, observaba que su cola en dos de abría, y cerca de la orilla dos largas y perfectas piernas ella tendría. Algo temblorosa ella caminaría y a la panadería llegaría. No lo podía creer, panes en perfecta armonías, postres y tortas por doquier y muchos pop cake en una inmensa policromía. El panadero no podía entender que Diosa del mar Dios le regalaría, con la piel tostada por el sol, un cuerpo con perfectas ondulaciones, una cabellera larga tan negra como la noche y pecas como estrellas en todo su cuerpo. Ella le comentó de donde venia, y el incrédulo quedaría, pero a medida que Dalila le comentaba su promesa, el más se enamoraría. Juntos hicieron un biscocho tan suave como las nubes y dorado como el oro, luego lo convirtieron en migas que mezclaron con queso crema, amasaron juntos, jugando con sus manos con mucha picardía y soltando una que otra mirada de esas que pocos entenderían. Perfectas bolas de masa a la nevera llevarían y con chocolate de tierra firme bañarían. Todo un manjar, todos en el pueblo solo de ellos hablarían, de las cosas mas divinas que en la humilde panadería todo el mundo encontraría.
Juan Sin Chispa a todos en los Roques le comentaría, como había nacido ese amor, pero era de esperar que nadie le creería, pero solo él sabia que feliz ellos estarían. Cuentan que la promesa de la hermosa sirena se cumpliría, que todo el país de panaderos regarían, que nunca mas al mar ella regresaría, y que hermosos niños ellos tendrían, por que solo ella deseaba estar, con el amor que la llenaría.
Humberto Silva
domingo, 22 de abril de 2012
Fiat Panis por Humberto Silva (@humbertosilvad): ¡La sirena que adoraba los pop cake!
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