El primer estudio científico (Nutrition Reviews, 2009) señala que las personas que consumen una cantidad moderada de cafeína experimentan mejoras en su función cognitiva. El segundo estudio (Neurology, 2007) concluye que la cafeína ayuda a mantener mejor las habilidades intelectuales y la memoria en las personas mayores.
El estudio más reciente fue realizado por el Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU. y publicado en mayo de 2012. Esta investigación descubrió que beber café disminuye el riesgo de muerte. El estudio se hizo con 400 000 personas de 50 a 71 años. El consumo de café se relaciona con menos muertes por enfermedades cardiovasculares, respiratorias, accidentes cerebro vasculares, diabetes, infecciones, lesiones y accidentes.
Para quienes cuentan calorías en su dieta diaria, Mae Moreno (nutricionista de Assistec en Quito) explica: “No hay alimentos buenos o malos, solo dietas mal balanceadas. Las diferencias nutricionales del café en leche, con azúcar o sin azúcar, se encuentran fundamentalmente en el contenido calórico de cada ingrediente adicionado. El café sin azúcar y sin leche tiene menos calorías, aproximadamente 2- 5 calorías. Si al café le agregamos azúcar y además lo pintamos con leche, las calorías aumentan: aproximadamente 50-60 calorías. Y si el café con azúcar es totalmente en leche, el contenido calórico aumenta: 150-200 calorías, dependiendo si la leche es descremada, semidescremada o entera”.
Lo esencial en el consumo de café es la moderación. Eso afirma el gastroenterólogo Hernán Valladares: “El café no hace daño, a menos que se tome en exceso. El secreto está en el equilibrio. El consumo moderado de cafeína es la contenida en tres tazas de café. Además, el café es un estimulante, por eso no se debe exagerar su consumo. Si hay gastritis o úlcera, hay que tomar más moderadamente y siempre acudir al gastroenterólogo, para llevar un control”.
La legendaria bebida mundial
El árbol de café nació en la provincia de Kafa, Abisinia (actual Etiopía), nororiente de África. Allí, hace más de mil años, el pastor Kaldi vio que sus cabras no dormián cuando consumían cierta planta con pequeños frutos rojos.
Kaldi llevó esos frutos a un monasterio. Los monjes cocinaron el café y vieron que la bebida era buena. Suena al primer capítulo del Génesis (y vio Dios que todo era bueno), pero ésa es la leyenda. Lo cierto es que el café sí es originario de ese lugar.
Desde entonces, el café se ha difundido por todo el mundo y su consumo ha aumentado. En 1825, la producción mundial era de 100 000 toneladas y en el año 2001 ya era de 6’ 000 000.
Brasil es el mayor productor mundial de café. En América está luego Colombia (tercer exportador mundial), México (sexto), Perú (octavo), Guatemala (noveno) y Honduras (décimo).
En Ecuador hay una de las mejores variedades de café del mundo, similar al brasileño.
¿Cómo se presenta este producto antes de prepararlo?
Instantáneo Café seco en polvo o granulado, se disuelve enseguida en agua caliente. Se popularizó como Nescafé en la II Guerra Mundial
Embotellado Es una bebida popular en los países asiáticos, en especial en Japón y Corea del Sur, donde se expende en máquinas de monedas.
Concentrado Es una pasta de café obtenida de una infusión de café de la cual se ha eliminado casi toda el agua. Se utiliza a escala industrial.
En cápsulas (2004) Permiten elaborar café individual de manera rápida, en máquinas especialmente fabricadas con este propósito.
En granos Se calienta agua en una cafetera y con un molinillo de café, se muelen los granos al tamaño concreto, según cada tipo de cafetera.
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