Dominique Ansel, el padre de esta criatura mitad francesa mitad estadounidense, realiza cada día artesanalmente 200 de estos manjares que hacen furor hasta en Twitter.
En Nueva York, más concretamente en el Barrio del Soho ha nacido una nueva especie de producto repostero, el cronut. Esto puedo parecer una nimiedad, pero se ha convertido en un fenómeno social en La Gran Manzana.
Un pastelero francés llamado Dominique Ansel ha creado un híbrido entre el cruasán y el donut. Dos de los más importantes y famosos productos de la industria pastelera unidos, dan como resultado un pequeño pastel de masa laminada, relleno de crema y con una capa crujiente y glaseada.
Solo se pueden comprar dos cronuts por persona y se fabrican 200 unidades al día al nada despreciable precio de cinco dólares. Se agotan en menos de una hora porque decenas de personas hacen cola desde primera hora esperando conseguir la apreciada pieza. Antes de las 6 de la mañana están allí los madrugadores neoyorquinos sin importar si llueve, nieva o hace calor. A las 8 cuando abra la pastelería comprarán el deseado trofeo. Lo más cool es hacerse la foto saboreando tan delicado manjar y colgarla en las redes sociales para ser la envidia de propios y extraños. Por supuesto ya tiene su hashtag #cronut en Twitter.
Tanto éxito ha desarrollado la picaresca de algunos. Ya se están vendiendo por internet a precios que oscilan entre los 15 y los 40 dólares. Si contamos con que su vida útil para que estén en perfecto estado es de 6 horas, este negocio de venta on line puede ser un tanto comprometido.
Su creador -que trabajó en el legendario Fauchon de París- está sorprendido por la aceptación que este pequeño manjar dulce ha tenido, pero declara que no hará una producción en serie, que defenderá la calidad sobre la cantidad (hasta que llegue otro y se lo copie). Cada mes sorprende con un sabor diferente, en este junio que estamos nos toca el de limón. Los próximos serán de sirope de arce, dulce de leche, licor...
¿Desbancará el cronut a los omnipresentes cupcakes que también empezaron como una moda en Nueva York? Desde allí se expandieron con la velocidad del virus de la gripe. Hoy ocupan todas las pastelerías del mundo y miles de blogs con sus colorines y sus formas. (El libro de cocina más vendido en España ahora mismo es de cupcakes y su autora una bloguera llamada Alma Obregón)
¿Será una moda pasajera? Si se hiciera una producción industrial probablemente la fascinación se acabaría, pero si los neoyorquinos que consiguen una de las ansiadas piezas creen que son los privilegiados se puede convertir en un mito por la exclusividad. No puedo dejar de imaginarme a Sarah Jessica Parker con sus glamurosas amigas comiendo un cronut por las calles de Manhattan. El complemento ideal a esos maravillosos zapatos y la ropa más chic.
Me pregunto si los “Miguelitos” de la Roda se hicieran en el barrio del Soho serían lo mismo que son ahora, un dulce rico pero sin carisma. Es lo que tiene el nacer en buena familia, las oportunidades nunca son las mismas.
Y ya sabéis lo que dicen “si Estados Unidos estornuda, todos nos resfriamos”.
Fuente: hechosdehoy.com
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