La cosmovisión de la antigua China, explica la manifestación de todo lo existente en este planeta como la expresión de lo que ellos llaman los cinco elementos o los cinco reinos mutantes. Esto cinco elementos son: agua, madera, fuego, tierra y metal, los cuales se generan en ese orden, para cumplir un ciclo sin fin y además se auto regulan con un ciclo interno. A cada uno de estos reinos mutantes le corresponde una energía celeste, una estación del año, un planeta, un órgano, una entraña, un sentido, un color, un sabor, un olor y un sentimiento
En el artículo anterior comentábamos que la alimentación terrestre era la que correspondía a las artes culinarias. La tradición China valoraba el aspecto cualitativo y no tanto el cuantitativo de los alimentos. Para ésta visión lo que más alimenta es el SABOR, pues es la quintaesencia del alimento (Imagen 3) También nutren el color, el olor y la forma. Es incuestionable que cada alimento tiene su sabor propio y que el sentido del gusto es capaz de discriminar de manera sencilla e inmediata. Cada sabor guarda una relación y correspondencia con un órgano de nuestro cuerpo así: al riñón le corresponde el sabor salado, al Hígado el ácido-agrio, al corazón el amargo, al bazo-páncreas el dulce y al pulmón el picante.
El Elemento AGUA, se relaciona con el origen de la vida (Imagen 4). El color de alimentos que le corresponde es el negro, el sabor el salado (tiene cualidades suavizantes y purgativas) y el olor es el pútrido o FU en chino, olor como el que tienen los hongos y la mayoría de las coles.
Los alimentos para el movimiento agua son (a manera resumida): frutas por el sabor ninguna pero por el color aceitunas negras, brevas, uvas negras, ciruelas pasas y moras. Frutos secos: pistachos, maíz tostado, semillas de girasol, dátiles, pasitas y ciruelas. Verduras por el sabor ninguna pero por el color los repollos morados (además del olor), berenjena (color), repollos, brócoli y coliflor (olor). Las legumbres todas por su forma de riñón alimentan a elemento agua, la caraota negra es un alimento por excelencia para los riñones. Cereales: ninguno. Carnes: cerdo, jabalí, animales de caparazón, animales acuáticos. Quesos: Manchego, queso de cabra, Roquefort, Camembert y todos los quesos con olor pútrido. Bebidas: ninguna salvo el café por el color. Dulces: cacao y chocolate por el color. Huevos: por sabor y olor y por ser los representantes del origen de la vida. Las algas también son alimentos que nutren a elemento agua.
La tradición China contempla el uso de los distintos alimentos según el ritmo estacional de nuestro planeta. La concepción de cocina estacional es practicada por los grandes chefs contemporáneos quienes saben por ejemplo que una verdura cosechada en su momento propicio tiene mejores cualidades, mejor sabor y esto hace además que su cocina esté en sintonía y en armonía con el ambiente que les rodea. Así pues, en invierno conviene alimentarse con los alimentos que nutren al movimiento agua, fortaleciendo los riñones y aclimatándose a dicha estación. Otra manera de alimentarse en invierno, ya a un nivel más espiritual es aprovechar el recogimiento, dado que el mismo frío lleva a las personas a permanecer en lugares cerrados, es la estación propicia para la meditación y reflexión.
Valentina Inglessis
Fuente consultada: COMER SALUD. J.L Padilla Corral. Edita Escuela Nei Jing.Cuenca. 2003.
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