El Gourmet Urbano: GASTRONOMÍA ERÓTICA

domingo, 30 de noviembre de 2014

GASTRONOMÍA ERÓTICA

En zonas rojas de Tokio y restaurantes de lujo en Sunset Boulevard, uno puede pedir del menú una ración de sushis o sashimi en Nyotaimori. Este ritual, que implica el uso del cuerpo femenino (o masculino) al desnudo como charola, representa la gastronomía erótica en su máximo esplendor.

 

Uno debe adentrarse hasta el corazón rojo de Tokio, su barrio de promiscuidad, para encontrar un sitio que ofrezca manjares sobre cuerpos desnudos. No es tan sencillo encontrar lugares donde presenten nyotaimoris, muchas veces asociado a la prostitución y las mafias yakuzas. Además, aún cuando la cultura japonesa expide sensualidad y erotismo, el desnudo continúa en el baúl de los tabúes. Esto claro envuelve al ritual en un aura excitante.

 

FW-GASTRONOMIA-EROTICA1slide

 

El Nyotaimori (女体盛り) “presentación del cuerpo femenino” y su versión masculina, nantanimori (男体盛り) simbolizan la unión entre gastronomía y erotismo, un acercamiento light a la sitofilia que sólo frecuentan comensales de mente abierta y atrevidos que buscan nuevas sensaciones y experiencias al comer. Finalmente, la ley de la atracción asegura que quién busca encuentra. Con dinero digno a sacrificarse por mi morboso apetito y preguntando a las personas indicadas, me adentro en un local que promete subir una barrita más en mis excentricidades culinarias.

 

Cuerpo como charola de plata

 
FW-GASTRONOMIA-EROTICA2

 

El cuerpo humano, aquel que nos contiene, es carne que subconscientemente nos genera un hambre; un apetito feroz. Desde el beso hasta el sexo oral son un acercamiento de la boca a la carne, saciar nuestro hambre interminable, llenar el fondo de nuestra existencia.

Por ello no me parece extraño sentarme frente a una mujer inmóvil como vianda de la noche. Aquel cuerpo respira pausado, como las plantas, a un ritmo imperceptible al ojo humano. Le cubren partes del cuerpo con hojas de plátano delicadamente dobladas. Otros con flores tropicales. Sobre su piel, en una caricia muda, yacen los platillos de hosomaki de salmón o su versión inversa uramaki, arroz envuelto en alga relleno de pepino y sashimi, filete de pescado crudo dormidas en bolas de arroz, bollos rellenos de tataki. Con mis palillos tomo un sushi de pulpo que revela su tersa piel, la caída de su seno, levanto un trozo de sashimi para liberar las curvas de su vientre, el contorno de un templo que me seduce a continuar, explorar a bocados y con rebanadas de jengibre la belleza del cuerpo humano.

 

Polémicas en la mesa

Nyotaimori y nantanimori no escapan de la polémica social. Críticos arremeten al considerarlo denigrante a la dignidad de la mujer, una grosería al templo corporal. Otras regiones, como China, vetaron este tipo de presentaciones argumentando la falta de salubridad generada por alimentarse sobre un cuerpo humano. Incluso algunos en Japón afirman que esta tradición es un invento moderno, nacido del morbo de turistas occidentales en su país, que es una presentación endémica de prostíbulos nipones y que solamente la mafia yakuza disfruta de tales eventos.

Lo cierto es que esta “tradición culinaria” se mantiene vigente y se ha popularizado en los bajos mundos del food play. Hoy en día el nyotaimori ha brincado el gran charco. Excéntricos comensales encuentran lugar en mesas de Nueva York, Londres o Los Ángeles donde chefs presentan sus platillos sobre cuerpos humanos imperturbables.

Quien encuentre un pezón debajo del rollo de pepino, sabe está ante una mesa humana: hasta devorar la comida debajo de vientre, uno puede saber si está ante un nyotaimori o un nantanimori. La sorpresa es grata, la comida excelente. Después de esta erótica presentación la comida adquirió otra cara y el desnudo, otro sabor.

 

Reglas del Nyotaimori:

  • Apertura total a la experiencia.
  • Los modelos que sirven como nyotaimori deben mantener un control total para no tirar la comida, por ellos se invita al comensal a respetar su silencio.
  • Entender la presentación como experiencia culinaria, prohibido tocar u ofender al modelo.

Por Viko Lukániko

Fuente: revistaforward.com.mx

 

No hay comentarios. :