El Gourmet Urbano: Panaderías de antes y ahora #Salamanca #España

miércoles, 22 de julio de 2015

Panaderías de antes y ahora #Salamanca #España

En la calle se vendía a golpe de 'bocinazo' y llegada la Navidad las madres elaboraban los mantecados, magadalenas y perrunillas

Monette Olor a pan en Ledesma. Ya ha pasado medio siglo de aquella época, cuando había familias que no podían pagar el pan al momento y lo pagaban cuando el “amo” les pagaba a ellos. La cosa tenía arreglo, pues existía la tarja, que no era otra cosa que un palo de unos 20 centímetros en el que el panadero hacia un muesca en forma de “V” cada vez que el cliente compraba un pan y así, al llegar la hora de pagar, el panadero contaba las muescas que había hecho y sabía cuánto le debía la persona. Aún hoy hay países que usan la tarja, como por ejemplo en Afganistán o en Cuba, donde la tarja son 10 unidades.

Uno de los panaderos, repartiendo el pan. Monette

Volviendo al rico olor del pan, hay que decir que hoy en día solo quedan dos panaderías en Ledesma, Rosagus en San Pablo, en la Calle Luna, y Zurdo en la Calle Reyes de España. Entre las dos se reparten los clientes en la calle, vendiendo con una furgoneta, a golpe de bocinazo. Agustín le reparte a Rosagus y Miguel a Zurdo, si bien este último, según tengo entendido, reparte por algún pueblo como Santiz, Palacios, Añover...

Nos remontamos medio siglo, cuando ‘Los Lechugas’, se levantaban a las tres o las cuatro de la mañana para, en su panaderia de La Calle Horno, amasar de forma tradicional en artesas, para a continuación pasar la masa manualmente por el torno para darle la forma. Una vez que el pan ya estaba fuera del horno, calentito, y las calles cercanas impregnadas de ese rico olor a pan, ya estaba el señor Andrés atando la cesta en su bicicleta para salir con el pan calentito por algunas fincas de las inmediaciones de Ledesma. Al mismo tiempo, la señora Matilde hacia tres cuartos de lo mismo por las calles Ledesminas, pero en el coche de San Fernando, un rato a pie y otro andando.

Más tarde abrirían la panadería de Villoria, en la Calle Damas, y ya en el año 70 repartía mi amigo Pepe el pan con un Citroën 2Cv, un coche muy utilizado para todo en aquellos años. También estaba en la Calle San Miguel la panadería de los Tirintis, el señor Joaquín y la señora Martina, con sus tres hijos: Lucio, Joaquín y Manolo. Ellos también andaban tocando la bocina por las calles para vender el rico y crujiente pan.

También estaban las panaderías de los Recio, cerca de mi casa, Los Moñoños, la del matrimonio Los Bolleros, un matrimonio que destacaba por su gran volumen, cosa que no era muy habitual ver en Ledesma, ya que prácticamente todos estábamos bien delgaditos. Pero eso no le quitaba el encanto y la amabilidad con que trataban a sus clientes, bellísimas personas.

En Los Mesones también estaba la panadería de la señora Avenida, sí, así como suena, Avenida. Nos queda nombrar la Tahona cercana a la Cruz de arriba, como decimos nosotros, que cerró sus puertas hace tres años por jubilación de los dueños.

También diremos que era obligado, llegando las fiestas de Navidad,que las mujeres acudieran a esas panaderías para elaborar los dulces que por aquellos años se comían en las fiestas, como son las magdalenas, los mantecados y las perrunillas. Ahora, todo eso se encuentra hecho en estas panaderías, ya que hay gran variedad de repostería.

Hay que reseñar que cuando llegabas a casa con el pan siempre le faltaba un cuscurro, pues nadie podía aguantarse llevar un pan y no quitarle un cuscurro, ¡qué rico que estaba tan reciente y tan calentito!

Es de agradecidos mandarle un abrazo al nieto del Señor Andrés y la Señora Matilde, nuestro amigo Alberto, que tanto me ha ayudado en este relato de olores a pan en Ledesma.

 Gracias a todos.

Fuente: La Gaceta de Salamanca

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