El Gourmet Urbano: ¿A qué temperatura ganan los vinos?

jueves, 10 de septiembre de 2015

¿A qué temperatura ganan los vinos?

Cada caldo tiene una franja en que expresa mejor sus propiedades y aromas. No son normas inamovibles pero sí hay algunas recomendaciones que nos ayudarán a disfrutarlos

Atravesamos el mes más cálido del año, un periodo generalmente vacacional en que son muchos los que aprovechan para reunir a la familia o los amigos al aire libre. Se multiplican cenas y comidas, ya sea en torno a la barbacoa de casa o en salidas campestres. Es entonces cuando suele hacer acto de presencia un imprevisto que compromete la velada, habitualmente en el último momento. Con 37 grados a la sombra y los comensales sentados, la frase puede sonar a sentencia de muerte: "Tenemos vino pero no está frío". La cosa puede tomar tintes dramáticos si tenemos entre las manos un vino blanco y alguien apela entonces a una máxima muy difundida: "¡Si el vino hay que tomarlo a temperatura ambiente!". En este caso podría ser cierto pero si viviéramos en Noruega y fuera de noche.

Una pareja disfruta de una copa de vino al atardecer. / AFP


Cada vino tiene una temperatura adecuada de servicio, una franja de grados en la que se muestra en plenitud y en que puede desplegar todos sus aromas. Será cada cual quien deba acercarlo a sus gustos, apurando o rompiendo incluso esas fronteras genéricas pero que es recomendable tener en cuenta. Hay quien necesita en verano que le aporte un punto refrescante y eso no siempre obliga a pasarse a los blancos, aunque sea un recurso frecuente.

Es sabido que los blancos deben servirse siempre más fríos que los tintos y que, en ambos casos, los que tienen crianza requieren de unos grados más para mostrar sus matices. Así, un blanco joven puede disfrutarse entre los 7 y los 10 grados y entre 10 y 12 si ha pasado una temporada en barrica. Los rosados se mueven en los mismos parámetros, salvo los espumosos, que aguantarían bien hasta los 6 grados. Los tintos requieren una temperatura superior para mostrarse en todo su esplendor. Un tinto joven puede servirse entre los 12 y 14 grados, un crianza entre 14 y 16 y ante un reserva con cuerpo sería preferible la franja entre 16 y 18. A partir de aquí, la vinoteca o cualquier termómetro del mercado puede servirnos para acertar. Como casi todo en la vida, las cifras son debatibles y se trata más de unas líneas generales que de unas fronteras precisas.

Pero el vino sigue estando en la mesa, no es que esté frío precisamente, y las gargantas están secas. A la hora de enfriarlo, hay que tener en cuenta que las alteraciones bruscas de temperatura afectarán al vino. Eso descarta de forma inmediata el congelador pero con una nevera podemos salir del paso. Los blancos pueden necesitar más de una hora para estar a punto y con los tintos -sólo metería los de año o de poca crianza- media hora podría bastar. Fuera de casa, una cubitera con hielo y agua puede lograr el mismo efecto. Es más rápido pero también más brusco. Lo que sea menos escuchar esas voces que llaman a beber todos los vinos a temperatura ambiente. Ni en Noruega.

TEMPERATURA IDÓNEA
7 - 12º
El vino blanco es una de las opciones preferidas para el verano. Dependiendo de si es joven o ha pasado tiempo en barrica habrá que servirlo a 7-10 grados o a 10-12, respectivamente.


Fuente: ElCorreo.com

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