No nació en Alemania, no siempre ha servido como bebida de ocio y algunos de sus vestigios más antiguos están en España: adivina en qué provincia.
La bebes quizás a diario y es posible que incluso la elabores en tu casa en un fermentador doméstico. Es la tercera bebida más popular del mundo tras el agua y el té, pero: ¿qué sabemos de este brebaje, seguramente el 'copazo' más antiguo de la historia de la humanidad? He aquí una serie de datos curiosos sobre la reina de las bebidas alcohólicas.
1. Nació en Irán hace entre 7.000 y 8.000 años
Se cree que los pueblos elamitas, sumerios y egipcios fueron los primeros elaboradores de cerveza, entre los años 10.000 y 6.000 antes de Cristo, coincidiendo con el nacimiento de la agricultura. Los restos más antiguos de producción de esta bebida se encuentran repartidos por toda el área de Egipto y Mesopotamia, lo que hoy corresponde a Oriente Medio, aunque también se han localizado en China.
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Sin embargo, el hallazgo con más solera corresponde a las excavaciones de Godin Tepe, en el actual Irán, donde se encontraron restos que tienen entre 7.000 y 8.000 años. Algunos historiadores, no obstante, creen que podríamos retroceder al año 10.000 antes de Cristo para datar el nacimiento de la cerveza, que coincidiría con las primeras formulaciones de harina de cereal fermentada, entre ellas la del pan.
2. Tiene exactamente el mismo origen y composición que el pan
De hecho, la cerveza primitiva era simplemente harina de cereal fermentada con el mismo sistema que el pan; la diferencia única estribaba en la proporción de agua. Si había más harina que agua, se producía pan, si la proporción se invertía, se producía cerveza. Las locuciones más antiguas conocidas para denominar la cerveza lo definían como "pan líquido", y en muchos casos realmente lo que se hacía era elaborar pan y tras hornearlo sumirlo en agua para que fermentara.
Foto: Club Transatlântico
El resultado era un brebaje denso y dulce, con grado alcohólico, que se utilizaba como alimento líquido, es decir una sopa. Se sorbía con cañita para evitar tragar los grumos de pan y tenía la ventaja de su larga duración debido al alcohol, que lo preservaba más tiempo y a la vez garantizaba un agua de ingestión desinfectada, algo difícil de conseguir entonces.
3. En la antigua Babilonia era el alimento más importante
El código del rey Hammurabi dictaba que debía garantizarse a todo ciudadano una ración diaria de cerveza como parte de la dieta base en Babilonia, aunque la porción era mayor a medida que aumentaba la clase social. Los pobres sorbían la cerveza con cañas hechas con tallos de plantas de río, mientras de los ricos usaban canutos de oro.
Por otro lado, se observaba un proceso de elaboración muy estricto, ya que podría decirse que era un alimento nacionalizado y del que dependía la paz social. Si un cervecero era acusado de escatimar la calidad de su producto y por tanto cometer fraude, podía ser condenado a morir ahogado en su propia cerveza.
4. Es prima hermana del sake japonés
En esencia el sake y la cerveza no difieren en su elaboración: se utiliza un cereal malteado para fermentarlo y conseguir una bebida alcohólica. Es famoso el sake de arroz, pero también se ha utilizado en periodos anteriores cebada malteada. El malteado del cereal, necesario para conseguir azúcares que la levadura pueda fermentar, consiste en la germinación del grano en agua caliente para después secarlo inmediatamente con aire caliente. A veces incluso se tuesta un poco para mejorar sus propiedades.
5. Cobró su formulación actual en el siglo XIII en Alemania
Hasta el siglo XIII aproximadamente la cerveza se hacía con preeminencia en los monasterios, pues eran los monjes los que poseían las tierras de cultivo donde plantaban la cebada. Por entonces el brebaje consistía en una especie de vino espeso de cereal al que se añadían el gruit, una mezcla de hierbas aromáticas que le daban un sabor característico. Cada zona tenia su propia mezcla de gruit y por tanto su cerveza sabía diferente a las vecinas, algo así como unas denominaciones de origen primitivas.
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El gruit tenía el inconveniente de que daba sabor pero no garantizaba la conservación por demasiado tiempo. En el siglo XIII se comenzaron a aplicar las flores de una planta llamada lúpulo, que hasta entonces se usaban con fines medicinales, a la elaboración de la cerveza. El lúpulo favoreció un sabor amargo y refrescante distinto a la cerveza con gruit, que hoy se conoce como 'ale'. Además conseguía precipitar la levadura en suspensión, clarificando el producto, y aumentaba notablemente su duración. Es el origen de la cerveza moderna.
6. Su producción generó el primer brote de anticlericalismo en Europa
La llegada del lúpulo permitió que la elaboración de cerveza saliera de los monasterios, ya que al mejorar mucho su conservación, podía realizarse, guardarse y distribuirse con mayor alcance territorial y en condiciones menos estrictas. Esto propició la aparición de los llamados cerveceros laicos. Así, se vendían dos tipos de cerveza: la laica, elaborada en las ciudades, y la monacal, realizada en los monasterios.
Pero pronto surgieron los problemas: los monjes, al ver que uno de sus negocios más provechosos tenía tanta competencia, exigieron unas tasas más altas para la cerveza laica hecha con lúpulo alegando su estatus eclesiástico y el apoyo de Roma a la medida. Los monarcas cedieron a la presión, lo que encareció la cerveza y arruinó a muchos cerveceros. Aunque no se tiene noticia de la quema de monasterios ni conventos, sí se sabe que hubo disturbios y protestas que en muchos países solo se calmaron con la prohibición temporal de usar lúpulo.
7. Llegó a España con Carlos I
La primera fábrica de cerveza moderna, es decir usando lúpulo, se estableció en Yuste, Extremadura, y servía para proporcionar cerveza al emperador Carlos I, que había traído la costumbre de beberla desde Alemania. Fue él quien la introdujo en España y poco a poco fue calando en algunas zonas, principalmente ciudades, aunque no es hasta el siglo XIX con la fábrica Moritz de Barcelona cuando comienza a producirse de forma industrial.
8. Aunque la cervecería más antigua de Europa está a 30 kilómetros de Barcelona
La romanización de la península ibérica implicó entre otras muchas cosas que la bebida alcohólica preeminente en España y Portugal fuera el vino en casi toda su historia. Si bien Carlos I introdujo cierta costumbre de tomar cerveza, fue residual y este brebaje languideció hasta los tiempos actuales. Pero en realidad miles de años atrás, antes de la civilización romana, las tribus célticas habían introducido la costumbre de elaborar cerveza.
Foto: Bernt Rostad
Es decir, que nos hemos pasado realmente más años bebiendo cerveza que vino en nuestra historia, hasta el punto de que los yacimientos de restos cerveceros más antiguos de Europa se encuentran en Soria y Cataluña. Concretamente el más antiguo es la cova de Sant Sadurní en Begues, una población del sur de Barcelona donde hay una cueva que se cree servía de cervecería hace unos 6.000 años.
9. La venta de cerveza artesana fue delito en Estados Unidos hasta 1979
En realidad la cerveza artesana ha existido desde el alba de los tiempos y su elaboración fue tradicionalmente destinada a las mujeres, ya que se consideraba que tenían mejor mano que los hombres. Pero poco a poco en Europa se fueron imponiendo modelos más industriales de elaboración y la cerveza salió de las casas para asentarse en las fábricas. En Estados Unidos el proceso no fue diferente, también languideció el espíritu de la cerveza casera.
Sin embargo, con la promulgación de la ley seca en los años veinte del pasado siglo, esta costumbre reverdeció y no volvió a decaer jamás. El problema estaba que este resurgimiento estuvo muy ligado a la fabricación de cerveza ilegal, que fue el producto etílico con mayor auge de su momento dada su simplicidad. Se calcula que durante los diez años de prohibición los agentes federales se incautaron de más de 3,5 billones de litros.
Tras el regreso a la normalidad en los años treinta, la mayor parte de cervecerías caseras desaparecieron y fueron sustituidas por las antiguas fábricas industriales. No obstante, en algunas zonas pervivieron en la semi clandestinidad, ya que oficialmente no pudieron elaborar cerveza para su comercialización hasta 1979, aunque sí para consumo propio. Hoy la cerveza casera en Estados Unidos es un sector en auge.
10. La cerveza salvó a Irlanda durante la Segunda Guerra Mundial
Realmente fue la cerveza Guinness lo que sacó a Edmon de Valera, primer ministro irlandés, del ahogo económico al que le sometió Churchill cuando Irlanda declaró su neutralidad durante la contienda. Los ingleses cortaron todo suministro de materias primas a su vecino en espera de obligarle a tomar parte en su bando, pero pudo más la sed de los soldados británicos, que ante la carestía de Guinness organizaron importantes disturbios en Belfast.
Churchill se vio obligado a ceder primero el suministro de grano de cebada para la elaboración de la cerveza, y después, progresivamente, del resto de materias primas que precisaba la fabricación industrial de Guinness a gran escala. De esta manera los soldados recuperaron sus pintas y los irlandeses su economía.
Jordi Sabaté
Fuente: El Diario
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