Llegó a México hace 14 años y vio aquí mejores condiciones que en su país, por lo que se ha establecido ahora como comerciante en el ramo de alimentos
Cuando tenía 22 años llegó a México por un año vendiendo libros, la situación tan diferente que vio en comparación de su país, Venezuela, lo hizo quedarse y hoy está arraigado a la ciudad con su familia.
Aunque de profesión Ingeniero en Sistemas, Walter Antonio Rebeck Mustiola, de 36 años, se encaminó por su gusto por cocinar y con una combinación de ingredientes nacionales vende pollo estilo venezolano, único en la región Centro.
Con seguridad, comentó que su pollo es sabroso, tiene un sabor diferente con esa receta que él combinó estilo venezolano y mexicano, y le ha gustado mucho a la gente.
“México me ha tratado excelente, he tenido ángeles que me han apoyado y, como todos, también gente que te pone el pie para verte caer y como extranjero es difícil sobresalir, pero he tenido paciencia y constancia”, comentó quien hoy es comerciante y da empleo a más de cinco trabajadores.
Rebeck Mustiola compartió que desgraciadamente Venezuela atraviesa por una crisis fuerte de economía y política, pues desde hace 14 años que se vino, la situación sigue igual, hay carencias, falta de empleo, restricciones y mucho control de los ciudadanos.
Su madre apenas ha podido salir de su país cuatro veces para poderlo visitar en Monclova pues para poder viajar se les exige presenten cierta cantidad de dólares y ahí es difícil conseguirlos y en el mercado negro están muy caros, además no hay vuelos y tienen que salir por Colombia o Panamá.
“Tristemente mi país está pasando horrible por su historia, es democrático, pero no se ejerce la democracia, no hay comida, no hay abastecimiento, todo está muy controlado”, externó.
De sonrisa y mirada franca y noble, el venezolano adoptado mexicano, ya que llegó al país con su documentación en regla y hoy tiene a su esposa mexicana, Mara Jazmín Flores González, dijo que lo más entrañable de su país es la comida, aparte de la familia y amigos.
“Las arepas, la comida venezolana, la arepa es como una gordita de aquí, pero más grande y la harina es diferente es muy rica; allá no existe la harina, y allá es lo típico las arepas y pabellón venezolano de frijoles negros con plátano macho frito con mantequilla y queso, allá tampoco se come chile y aquí hasta en los dulces hay”, expresó.
Rebeck Mustiola no pierde la esperanza de poder traerse a vivir a Monclova a su madre pues nadie de su familia venezolana tiene aquí.
Es originario del estado Falcón, que es petrolero, y creció en el estado de Aragua que es más costero.
Aparte del pollo asado, frito, hamburguesas y botanas que vende, el venezolano no descarta en un futuro diversificar su negocio con platillos típicos venezolanos, para que los monclovenses prueben algo más de su país, comentó.
Fuente: El Tiempo
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