Reducir en un 25% el desperdicio mundial de comida podría significar que hay suficiente para alimentar a todas las personas desnutridas del planeta. ¿Puede la tecnología ayudar a alcanzar este objetivo?
¿Eres de los que con frecuencia compra más comida de la necesaria y terminas botándola a la basura?
No estás solo.
El desperdicio de alimentos es un problema global cada vez más grande, en el que agricultores, distribuidores, vendedores, restaurantes y hogares tienen una cuota de responsabilidad.
Es tanto lo que termina en la basura, que la organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) estima que con reducir en un 25% los desperdicios de comida se puede alimentar a todas las personas desnutridas del mundo.
Para tener una idea, cada año los países en desarrollo desperdician el equivalente a los alimentos que se producen en toda África subsahariana.
No estás solo.
El desperdicio de alimentos es un problema global cada vez más grande, en el que agricultores, distribuidores, vendedores, restaurantes y hogares tienen una cuota de responsabilidad.
Según Naciones Unidas, si reducimos el desperdicio de comida en un 25% podemos acabar con el hambre en el mundo. FOTO: THINKSTOCK
Es tanto lo que termina en la basura, que la organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) estima que con reducir en un 25% los desperdicios de comida se puede alimentar a todas las personas desnutridas del mundo.
Para tener una idea, cada año los países en desarrollo desperdician el equivalente a los alimentos que se producen en toda África subsahariana.
¿Puede la tecnología hacer una diferencia?
Solución desde casa
Tessa Cook espera que su aplicación Olio lo sea.
Esta app consiste en crear una red de vecinos y comercios locales donde se pueda cambiar o vender el excedente de comida que tenga cada quien.
Los usuarios sólo tiene que entrar en la app, subir una foto, una descripción, el precio y los detalles sobre dónde y cuándo está disponible la comida.
El programa informará a los compradores qué productos están más cerca de ellos y, de estar interesados, pueden seguir la negociación por mensaje privado.
“Soy la hija de un granjero, así que siempre odié tirar comida que todavía estaba buena, porque sé por experiencia el trabajo que lleva producirla”, señala Cook, cofundadora de Olio junto con Saasha Celestia-One.
“La idea de Olio salió del día que me iba de viaje a otro país y me encontré con que teníamos una cantidad de alimentos que no habíamos podido consumir, pero tampoco me animaba a tirar”.
Así que decidió buscar alguien que quisiera recibir esa comida, pero no encontró a nadie.
Desde que en enero de este año lanzaron Olio, la aplicación se ha bajado unas 50.000 veces y ha facilitado 250.000 transacciones.
Olio, que por ahora funciona en el Reino Unido -donde según cifras oficiales cada familia tira el equivalente a US$1.000 al año- se expandirá a 33 países este año.
Un viejo problema
El sector de la gastronomía y hostelería en el mundo desarrollado es otro gran responsable cuando se trata de despilfarro de alimentos, pues se calcula que desechan el equivalente a US$80.000 millones al año.
Para aliviar esta cifra, la empresa británica Winnow desarrolló un programa en la nube que permite a las cocinas comerciales llevar un registro de los desechos de comida, así como analizar sus procesos de producción.
El sistema Winnow tiene como objetivo ayudar a las cocinas comerciales a llevar un registro de lo que desperdicia y así reducir la cantidad de basura orgánica. Foto: WINNOW
“El desperdicio de alimentos en el sector de la gastronomía es un viejo problema”, comenta David Jackson, desarrollador de Winnow.
“Nuestros datos indican que entre el 10% y el 20% de toda la comida que se compra por las cocinas termina en la basura, lo que obviamente representa un gran costo. Los desechos de alimentos pueden costar tanto como las ganancias de las cocinas“.
Desde si lanzamiento en 2013, Winnow ha crecido hasta convertirse en una compañía global con operaciones en Europa y África, con clientes que incluyen grandes empresas trasnacionales como Compass Group y hoteles Accor.
Según ellos, este sistema puede ayudar a reducir a la mitad los desechos de alimentos.
¿Es posible reducir los desperdicios en el punto mismo de la creación de alimentos?
La empresa VitalFields, que opera en Alemania, Polonia y Estonia, desarrolló un programa de computación que permite llevar un registro de todo lo que ocurre en los cultivos, desde la siembra hasta la cantidad de fertilizantes que utilizan.
El gerente general Martin Rand explica que el programa analiza todos los datos y ayuda a los agricultores a manejar sus cultivos con más eficiencia y sostenibilidad.
Rand asegura que ahora cuentan con cientos de granjeros en Polonia y Alemania.
Tessa Cook espera que su aplicación Olio lo sea.
Esta app consiste en crear una red de vecinos y comercios locales donde se pueda cambiar o vender el excedente de comida que tenga cada quien.
Los usuarios sólo tiene que entrar en la app, subir una foto, una descripción, el precio y los detalles sobre dónde y cuándo está disponible la comida.
Tessa Cook (derecha) y Saasha Celestial-One son las fundadoras de Olio, una aplicación para intercambiar comida. Foto: OLIO
El programa informará a los compradores qué productos están más cerca de ellos y, de estar interesados, pueden seguir la negociación por mensaje privado.
“Soy la hija de un granjero, así que siempre odié tirar comida que todavía estaba buena, porque sé por experiencia el trabajo que lleva producirla”, señala Cook, cofundadora de Olio junto con Saasha Celestia-One.
“La idea de Olio salió del día que me iba de viaje a otro país y me encontré con que teníamos una cantidad de alimentos que no habíamos podido consumir, pero tampoco me animaba a tirar”.
Así que decidió buscar alguien que quisiera recibir esa comida, pero no encontró a nadie.
Desde que en enero de este año lanzaron Olio, la aplicación se ha bajado unas 50.000 veces y ha facilitado 250.000 transacciones.
Olio, que por ahora funciona en el Reino Unido -donde según cifras oficiales cada familia tira el equivalente a US$1.000 al año- se expandirá a 33 países este año.
Un viejo problema
El sector de la gastronomía y hostelería en el mundo desarrollado es otro gran responsable cuando se trata de despilfarro de alimentos, pues se calcula que desechan el equivalente a US$80.000 millones al año.
Para aliviar esta cifra, la empresa británica Winnow desarrolló un programa en la nube que permite a las cocinas comerciales llevar un registro de los desechos de comida, así como analizar sus procesos de producción.
El sistema Winnow tiene como objetivo ayudar a las cocinas comerciales a llevar un registro de lo que desperdicia y así reducir la cantidad de basura orgánica. Foto: WINNOW
“El desperdicio de alimentos en el sector de la gastronomía es un viejo problema”, comenta David Jackson, desarrollador de Winnow.
“Nuestros datos indican que entre el 10% y el 20% de toda la comida que se compra por las cocinas termina en la basura, lo que obviamente representa un gran costo. Los desechos de alimentos pueden costar tanto como las ganancias de las cocinas“.
Desde si lanzamiento en 2013, Winnow ha crecido hasta convertirse en una compañía global con operaciones en Europa y África, con clientes que incluyen grandes empresas trasnacionales como Compass Group y hoteles Accor.
Según ellos, este sistema puede ayudar a reducir a la mitad los desechos de alimentos.
La raíz del problema
¿Es posible reducir los desperdicios en el punto mismo de la creación de alimentos?
La empresa VitalFields, que opera en Alemania, Polonia y Estonia, desarrolló un programa de computación que permite llevar un registro de todo lo que ocurre en los cultivos, desde la siembra hasta la cantidad de fertilizantes que utilizan.
El gerente general Martin Rand explica que el programa analiza todos los datos y ayuda a los agricultores a manejar sus cultivos con más eficiencia y sostenibilidad.
Rand asegura que ahora cuentan con cientos de granjeros en Polonia y Alemania.
El equipo de VitalFields cree que cuanto más datos manejen los agricultores, menos desperdicio generarán. Foto: VITAFIELDS
“Gracias a nuestro servicio, sólo en una granja hemos evitado que decenas de toneladas de nitrógeno se viertan en el suelo. Y el agricultor ahorró dinero”.
“Esta es la razón por la que se debe utilizar más los datos de los fertilizantes que usan los productores”.
Cuando se trata de duración
A pesar de los avances en almacenamiento y refrigeración, otro punto en la cadena de producción donde se tira mucha comida es en la distribución del campo a los supermercados y restaurantes.
La firma israelí BT9, que tiene operaciones en Europa y Sudamérica, desarrolló el sistema Xsense, que utiliza sensores inalámbricos para monitorear las condiciones del almacenamiento de alimentos perecederos segundo a segundo mientras es transportado, y transmite los datos a los clientes para alertar si algo no está bien.
Los dispositivos Xsense miden la temperatura y humedad relativa de alimentos perecederos. Foto: BT9
El jefe ejecutivo, Rob Williams, señala que un mal control de la temperatura y humedad en la cadena de enfriamiento es un gran problema para la industria de alimentos, algo que el monitoreo en tiempo real está ayudando a solucionar y reducir la cantidad de desechos.
“Al ofrecer visibilidad sobre la vida del producto, ayuda a reducir desperdicios”, agrega.
Qué tanto nos preocupa
Toneladas de comida perfectamente buena se tiran para hacer abono. Foto: Thinkstock
A pesar de los esfuerzos de este tipo de empresas, la FAO y otras instituciones gubernamentales en todo el mundo estiman que el desperdicio de alimentos está en aumento.
Robert van Otterdijk, uno de los responsables de agroindustria en la FAO, explica que si bien la tecnología puede ser clave para atacar el problema, el éxito en última instancia estará en cuánto estamos dispuestos a cambiar nuestro estilo de vida.
“Las soluciones técnicas pueden funcionar si se combina con un genuino cambio de actitud, (solo así) es muy probable que veamos un cambio considerable”, agrega.
“Si todavía la gente no le preocupa (este problema), entonces las soluciones técnicas no vivirán mucho tiempo”.
Por Tom Jackson, Business reporter
Fuente: La Opinión
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