Antonio Pacheco es sumiller; hace seis meses se quedó ciego, pero gracias a la ONCE ha podido seguir luchando por lo que de verdad le apasiona
En la actualidad sigue trabajando en ello y tratando de incentivar esta práctica entre los invidentes – Antonio Pacheco explica que un buen sumiller es aquel que consigue 'armonizar' al cliente para que disfrute del vino y su degustación se convierta en un auténtico placer
Antonio Pachecho no ha dejado que su ceguera le impida seguir trabajando como sumiller. L. O.
La historia de Antonio Pacheco es una historia de cambio y superación. Ya en 2008 y 2013 quedó finalista de Andalucía en el premio La Nariz de Oro. En 2010 fue finalista en las jornadas del Champagne realizadas en La Rioja, además de haber obtenido numerosos certificados a lo largo de su carrera. ¿Quién diría que sus orígenes profesionales se sitúan en la bolsa y los seguros? Confiesa que tuvo clientes de una perfumería que influyeron en su refinamiento del olfato y percepción de los aromas. Pero eso no fue todo, su abuelo trabajaba en una bodega junto a su hijo, tío de Antonio Pacheco, y a raíz de ello empezaron a probar cosas en 1999. «A partir de ahí es cuando te das cuenta que es esa parte del cuerpo la que tira más, el corazón que la cabeza».
Decidió ser sumiller porque le apasiona el mundo del vino, aunque también está ligado a la gastronomía. Otra de sus pasiones en ese trabajo es la reacción de sus clientes, el descubrir un vino y ser partícipe de la satisfacción causada. «Cuando la gente va por la calle no quiere complicarse la vida, si eres buen sumiller tienes que armonizar a esos clientes para que esos vinos sean un placer para ellos».
La tarea de sumiller consiste principalmente en gestionar una bodega para que sea rentable. «No se puede bajar la guardia, cada día hay que probar y catar nuevos productos para que el cliente los pueda disfrutar». Declara que en España estamos acostumbrados a los Rioja y los Ribera, pero hay más de 72 denominaciones de origen y más de 3.000 uvas.
Otra de las tareas es acudir a diferentes eventos para descubrir productos nuevos. Actualmente, en su día a día sigue catando vinos, asesora a restaurantes para que lleguen vinos a Málaga del resto de España y colabora con la Diputación con el sello Sabor a Málaga. A su parecer, la zona norte, Ronda y la Axarquía han apostado de forma acertada para que esos vinos estén en las cartas malagueñas.
Hace unos seis meses Antonio Pacheco perdió la vista por la enfermedad de Leber, una mutación genética hereditaria. Eso le obligó a reconducir su vida, pero no le supuso el final de su pasión por los vinos. Comenta cual es su máxima necesidad ahora que es ciego, valiéndose del Plan Integral de Acción (PIA) que pone la ONCE a disposición de los usuarios. Dicho plan estudia las necesidades de cada uno de forma individual (comenzando por la asistencia psicológica y acabando por lograr la autonomía personal). En el caso de Pacheco, «para mí lo principal es seguir trabajando, creo que tengo mucha capacidad para hacer muchas cosas, no quiero que la vista me pare lo que mi corazón siente por trabajar». Declara que tiene mucha imaginación y creatividad, pero que la ceguera le ha dificultado la forma de buscarse la vida.
Lo más complicado de sobrellevar para él, laboralmente hablando, ha sido no poder ver la cara de la gente una vez ha apostado en la escena comunicativa. «Ahora tengo que adaptarme a lo que tengo, no veo a nadie, pero se ha ampliado mi olfato; pero lo fundamental es la calidad de vida». Pacheco no se sentía preparado: «Hay gente que nace ciega, gente con problemas que pierden la vista en cuatro o cinco años y se adaptan; a mí me pasó en seis meses y ha sido una carrera contrarreloj».
Poco a poco, el mundo que rodea a los vinos se ha ido expandiendo. Aplaude la medida adoptada hace dos meses en la que se puso en marcha la primera cata en España para invidentes en la sede de la ONCE. Fue todo un éxito. Es justo eso lo que quiere Pacheco, que sean estas personas las que también tengan el privilegio de conocer este mundo.
Se unió a la ONCE en octubre de 2015 y ya la considera su segunda casa. Desconocía todo lo que ofrecía la ONCE hasta su llegada: «la actitud, la amabilidad de los que trabajan allí, están más pendientes de ti que tú de ellos». Allí le enseñan cómo usar el bastón, hay apoyo psicológico, buscan proyectos futuros para el colectivo todos los jueves, entre otras muchas actividades.
Otro de los aspectos que ha tenido que iniciar es aprender a andar por Málaga. «Gracias a dios es una de las mejores ciudades de España para personas invidentes». Declara que aún queda mucho por recorrer pero «la ONCE cada día intenta poner las cosas más fáciles». Se siente contento y feliz de poder continuar luchando por su pasión.
Antonio Pacheco es miembro de la Unión Española de Catadores, socio y miembro de la Asociación de Sumilleres de Málaga. También organiza catas privadas desde abril del año 2010. Es Brand Manager de www.luxurywines.es, impartiendo catas de vinos para distintas bodegas y distribuidores; además, asesora el gastrovino Puracepa.
Agustín Muñoz
Fuente: La Opinión de Málaga
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