Una pregunta que seguramente muchos nos hemos hecho
No es fácil elegir el correcto, pues las yemas de los huevos, al pegarse al paladar, pueden cambiar el sabor del vino y del plato.
Foto: EFE
Los sommeliers prefieren los vinos espumosos (como el champán, los rosés espumosos o la Cava) o los vinos rosé o tintos que sean bajos en ácidos tánicos.
¿Otra regla? Beber vinos de la región donde el plato de huevos ha sido creado, pues por lógica serán los más adecuados para la ocasión.
Mari-Claudia Jiménez
Fuente: Vanidades
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