El 'latte art' es una de las facetas más vistosas de la profesión de barista, basada en la creación de diseños en la crema de esta bebida.
La capital aragonesa albergó la primera edición de la competición de 'latte art throwdown' -que significa combate callejero, denominación que guarda relación con el origen anglosajón de este tipo de competiciones- que se desarrolló en el Leyton Coffe Shop, ubicado en el Mercado Delicias de Zaragoza.
Pero, ¿qué es el 'latte art'? Sin duda, se trata de una de las facetas más vistosas de la profesión de barista, basada en la creación de diseños en la superficie de un café. Según el Instituto Español del Café, creado en 2008 con el objetivo de dar una mayor difusión a la cultura del café en nuestro país, es “una mezcla de arte y pasión, que crea diseños increíbles ya sea solo con el flujo de leche desde un jarra, o dibujando encima de la espuma de la leche, obteniendo una obra de arte lista para ser servida”.
En los últimos años, el 'latte art' se ha convertido en una tendencia habitual en cafeterías, tiendas de café y Coffee Shops de todo el mundo, considerado como un factor diferenciador y un atractivo para los consumidores de este producto. “Existen dos métodos de ejecución, el primero consiste en ir vertiendo el flujo de leche desde una jarra, que se conoce como ‘free poor’ o vertido libre, y el segundo, ‘Etching’, que se basa en el dibujo con plantillas, polvos y espuma. En nuestro caso la técnica utilizada en la competición era la primera”, explica Ezequiel Garcés, maestro tostador del microtostador de Cafés San Jorge, ubicado en el Burgo de Ebro.
En opinión del organizador, en la actualidad existe una “evidente necesidad de crear una comunidad barista –profesionales del café- que vaya cogiendo fuerza para que los hosteleros valoren esta profesión, en ocasiones muy desprestigiada”, explica Garcés, que asegura que un barista debe conocer el producto a la perfección para sacarle el mayor partido. “Con eventos de este tipo tratamos de desarrollar la cultura del café de especialidad en la ciudad”, añade Garcés.
Dicha cultura se sustenta sobre tres pilares fundamentales: el cultivo –estos cafés de especialidad obtienen unas puntuaciones en los sistemas de cata internacionales superiores a 85 puntos-, el tueste –fase durante la cual se potencian las cualidades del café verde- y, finalmente la elaboración, donde entra en juego la figura del barista: “es la persona que debe sacarle el mejor partido al trabajo previo”.
Por eso, y para poner en valor esta destreza y su faceta más artística, desde Cafés San Jorge decidieron organizar esta primera competición de 'latte Art throwdown' de Aragón. En ella, los participantes se batían en duelo por parejas, debiendo ejecutar a la perfección la figura que salía en un dado de madera con varias formas, como un corazón, un cisne o una tulipa –la forma más tradicional-. El barista que lograba la figura más definida pasaba a la siguiente ronda.
Un total de 8 baristas participaron en la primera edición de la cita, en la cual resultó vencedor Daniel Cisternas, de 25 años y vecino de la Magdalena, por lograr “la mejor figura durante la final en cuanto a contraste y definición”, según determinó el jurado de la prueba, formado por el equipo de Leyton Coffe.
La segunda bebida más consumida
El joven, que lleva en el mundo de la hostelería desde los 18 años, asegura que descubrió esta disciplina por casualidad en un curso del Inaem hace tres años, y quedó prendado de ella. “El café engancha, no en vano es la segunda bebida más consumida a nivel mundial por detrás del agua”, explica.
Lamentablemente, en la capital aragonesa, en nuestros días, existen pocas opciones profesionales de desarrollarse como barista: “En una cafetería normal puedes llegar a poner más de 100 cafés en una hora. Lo que se busca es la productividad, por lo que tuve que dejarlo por un tiempo”. Sin embargo, hace unos meses regresó a través de una formación de Cafés El Criollo, con los que concurrirá en el X Campeonato de Baristas de Aragón, que tendrá lugar el próximo 5 de octubre.
“Ahora llevo una rutina de entrenamientos con Roberto Chueca, quien me ha enseñado todo lo que sé hoy. Lo más importante, como en casi todo, es entrenar mucho”, afirma el barista, que todavía se mostraba sorprendido de haber ganado la competición: “recuerdo que la prueba fue muy complicada porque se hacía con leche de avena en lugar de vaca”. Otra de las peculiaridades era el tamaño de las tazas, de 300 mililitros, el doble que una taza de café con leche habitual.
Camino Ivars
Fuente: Heraldo.es
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