La fábrica de Embutidos Oriente (Agroindustrial Galicia C.A.), ubicada en el estado Monagas, Venezuela, tiene cinco años impulsando su labor social empresarial, a través del Proyecto Soya y Vida, como una apuesta filantrópica por todos los venezolanos que confían en el potencial agrícola y productivo nacional.
Este visionario empresario, siendo uno de los dueños fundadores y principal promotor de esta fábrica de embutidos y productos cárnicos, se ha convertido en el creador de la “KINA” o mejor conocida como carne de soya, una proteína de origen vegetal, comercializada en todo el Oriente venezolano con miras a la internacionalización.
¿Cómo lograron concebir la “Kina”?
HS: Desde hace cinco años evidenciamos que el consumo de la carne de origen animal no es algo sustentable en el tiempo, sino se logra un equilibrio o balance adecuado. Para producir un kilo de carne bovina, por ejemplo, se necesitan grandes extensiones de tierra, utilización de importantes sumas de agua; además de mucho tiempo, para que el animal se desarrolle y cumpla con los parámetros establecidos. Esto trae como consecuencia que el producto cada día sea más costoso y menos amigable al ecosistema.
Bajo esta premisa, comenzamos a buscar alternativas de sustitución proteica. Con la coyuntura económica que vivimos actualmente en Venezuela, nos vimos en la necesidad de acelerar este proyecto, y así nació el Movimiento Soya y Vida, el cual somos promotores. Desarrollamos recetas a partir del frijol de soya. Lo resaltante, es que logramos mejorar sabor, textura y color, obteniendo un producto similar a la carne de res, pero 10 veces más económico.
¿Qué diferencia a “Kina” de otras carnes de soya?
HS: Este es un producto 100 % natural, no es soya texturizada, ni soya deshidratada, deriva directamente del frijol de soya en su estado natural. Esta carne que formulamos, es producto de años de pruebas, de laboratorios gastronómicos. La primera vez que hicimos la receta, fue algo terrible, no gusto, resultó muy amarga y la textura muy pastosa, pero quedamos sorprendidos por lo económico, su rendimiento y la cantidad de proteína que contenía, eso nos dio el impulso para seguir investigando, estudiando y ensayando.
Aplicamos diversas técnicas gastronómicas y muchas consultas con colegas técnicos de alimentos, y logramos el objetivo: Textura adecuada, agradable aroma, cero amargor, sabor característico de la soya, y buena apariencia y color. Utilizamos distintos vegetales para resaltar el sabor, en especial nuestro ají dulce venezolano, pero “el golpe de suerte” fue incorporar la remolacha.
¿Por qué atribuye ese golpe de suerte a la remolacha?
HS: Incorporé la remolacha sencillamente para cambiar el color característico de la soya, que es un marrón grisáceo, y con el uso de la remolacha se obtenía un agradable color rosa, similar al de la carne, a medida que se le colocaba más remolacha, la textura cambiaba, por lo que decidí colocarle parte de la planta también, en una prueba que llamamos laboratorio gastronómico.
La textura, aparte del sabor cambió de una manera sorprendente, por lo cual inicie pruebas más profundas. Para nuestra sorpresa, después de diversos análisis, comprobamos que al utilizar la planta de remolacha, la cual contiene hemoglobina, que es un pigmento presente en los glóbulos rojos de la sangre humana y en la carne de res, se incrementaba la calidad proteica de Kina, y esta es la principal diferencia con respecto a otros tipos de carne.
¿Qué otros beneficios el consumidor puede encontrar en Kina?
HS: Kina no contiene químicos, ni nitritos, solo un poco de sal para resaltar sabor. Es totalmente natural, una fuente enorme de proteína, y lo más importante: Su precio. La carne de soya que se consigue generalmente en el mercado está dirigida a un público vegano, y es sumamente costosa, pues no masifican su producción. En nuestra planta se producen al menos 10 toneladas mensuales de este producto, por lo cual su precio es sumamente módico. Un kilo de carne de soya Kina vale por lo menos ocho veces menos que la carne de origen animal.
Este producto es un gran aliado para la lucha en contra del flagelo del hambre y no solo nos quedamos ahí, hemos elaborado formulas y recetas para la panificación, postres, obtuvimos un puré de soya con aplicación y uso para elaborar mortadelas y salchichas por ejemplo. Un nuevo mundo nutricional y gastronómico que nos abre este Proyecto denominado Soya y Vida.
¿Han proyectado la exportación de este producto?
HS: Queremos expandir este proyecto más allá de nuestras fronteras, pronto tendremos un libro de recetas y formulas a disposición de todo el público que lo desee, y también nos pueden ubicar por nuestras redes sociales. @hernanedurdosanchez @embutidosoriente
Quería aportar mi grano de arena para contribuir ante la difícil situación nutricional que se está viviendo en nuestro país, producto de la actual coyuntura. Encontré en la soya una vía para llevar proteína a precios sumamente económicos a todos los hogares. Nunca me imaginé, que algo que nació como un gesto solidario, iba a rebasar nuestras fronteras.
Ya son varios los productos que hemos elaborado en Embutidos Oriente, pero es la carne de Soya Kina, la que más éxito ha tenido, gracias a que no contiene químicos, y su textura, color y apariencia es muy similar a la de la carne de bovino.
¿Usted apuesta por la agro-producción en Venezuela?
HS: No quiero que se pierda, el sentido original del nacimiento de este producto, que se originó como un aporte social, por lo cual todas nuestras recetas y estudios estarán a disposición del público en nuestro libro “Soya y Vida”, próximamente disponible también en la web, y en la plataforma de Amazon.
El movimiento originalmente nace para evitar que los niños abandonen el sistema escolar por falta de alimentos. La proteína de origen animal es demasiado costosa, por lo cual volcamos nuestra vista e interés a proteínas no tradicionales.
Bajo esta plataforma “le damos una mano a Venezuela” pues conseguimos ubicar materia prima de calidad y económica, de productores regionales, como José Luis Ferrara e hijo de “Agrícola Las Cumbres”, en la ciudad El Tigre, estado Anzoátegui; quienes han sido pilares para el desarrollo de estos productos, gracias a que ellos cultivan soya, en las fértiles tierra del Oriente venezolano.
¿En términos financieros, cuál es la rentabilidad del producto para su adquisición?
HS: Se trata de un frijol de soya orgánico, que a precios internacionales no excede de los 0,20$ dólares. A partir de ahí, creamos un puré de soya Le agregamos remolacha y otros vegetales de la despensa local y logramos un producto maravilloso. Lo mejor de todo, es que el precio de costo, ya terminado, sin incluir mano de obra y carga fabril, ronda alrededor de 0,50 $ por kilogramo de producto de la llamada carne de Soya Kina, marca que registramos. Con un kilo de carne de soya Kina se pueden alimentar hasta 10 personas. Definitivamente una ayuda muy importante para luchar en contra el hambre y la desnutrición en nuestro país.
Este producto sigue evolucionando y mejorando, logrando incluso que empresas de otros países se interesen en este rubro, por lo cual estamos trabajando para lograr su internacionalización.
Es importante destacar que Hernán Sánchez ha sido distinguido con el Premio Mara de Platino, como Chef innovador de proyección Internacional 2018, por su Proyecto Soya y vida y su aporte y descubrimientos con productos derivados de la soya.
Es por ello que asegura que “este premio me motiva aún más para expandir este proyecto y lograr su masificación”.
Finalmente, Hernán Sánchez considera que con este movimiento se irán sumando voluntades en cada una de las regiones venezolanas, “y porque no, del mundo, para aportar nuestro grano de arena”. Ese es el legado más hermoso que puede tener, quien trabaja con la producción de alimentos, para la familia en general. (Licda. Jenny Sánchez/CNP 9.259).
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