Sugieren que el sabor de la cerveza es un detonante para que el cerebro libere dopamina, sustancia química de la recompensa, y su efecto es mayor en personas con un historial familiar de alcoholismo.
Los expertos escanearon los cerebros de 50 voluntarios mientras a cada uno se les daba 15 mililitros de distintos tipos de bebidas durante 15 minutos.
Los especialistas compararon los efectos que se producían en los participantes cuando se les rociaba en la boca agua, o bebidas energéticas o su cerveza favorita.
Según los resultados, el cerebro liberaba más dopamina después de la cerveza y los hombres son los más propensos a tener ganas de seguir tomando una bebida alcohólica.
Fuente: Radioreloj
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