Las cuatro sociedades de Medicina de Familia y Pediatría suscriben la nueva guía 'Alimentación saludable', en la que incluyen consejos sobre cómo cocinar o conservar los productos
La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) defiende que el estilo mediterráneo que predomina en España requiere de pocas mejoras, por lo que huye de recomendar dietas, pero sí aconseja comer «como los abuelos»: alimentos de temporadas, al ser posible temprano y sin «pijerías». La SENC ha presentado hoy en Las Palmas de Gran Canaria su nueva guía de 'Alimentación saludable', la primera en la historia que cuenta con la implicación de las cuatro sociedades de Medicina de Familia y Pediatría más importantes del país (SEMG, Semergen, Seapeap y SemFYV). Esta vez, dice la SENC, han intentado fijar unos criterios que sirvan de pauta a extender desde los centros de Atención Primaria.
Expositor de frutas en un mercado de Gijón. / PALOMA UCHA
El presidente de la Sociedad y de la Academia de Medicina del País Vasco, Javier Aranceta, ha defendido que es necesario reforzar algunos mensajes ante la progresiva extensión de los alimentos ultraprocesados, sobre todo entre los jóvenes, y ante a la propagación de bulos o falsas dietas a través de internet.
El catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Lluis Serra Majem, ha coincidido con él en que, en general, España es «uno de los países que mejor está haciendo las cosas» en este ámbito, lo que no es obstáculo para señalar los problemas que se detectan, como los ligados a la obesidad, sobre todo la infantil.
La nueva guía realiza un compendio de los consejos más admitidos por todas las sociedades médicas sobre cómo alimentarse de manera sana, a partir de la pirámide nutricional que tiene en su base productos como las verduras, frutas, cereales, legumbres o el aceite de oliva.
Y añade consejos sobre cómo comprarlos mejor, cómo cocinarlos, cómo conservarlos y aprovecharlos si sobran y, como novedad, cómo llevar una dieta respetuosa con el planeta, que no genere impactos ambientales innecesarios, apostando por producto de temporada y «de kilómetro cero», del entorno más cercano al consumidor.
Aranceta ha subrayado que existe evidencia científica de que llevar una alimentación sana y equilibrada a lo largo de la vida puede influir sobre, al menos, el 40% de las enfermedades crónicas conocidas: a veces las previene, otras retrasa su aparición y, casi siempre, ayuda que sus efectos y síntomas sean menos graves. «Esta guía no pretende poner a la población a dieta, ni plantear utopías o imposibles alimentarios. La alimentación tiene siempre un componente gastronómico, cultural, convivencial y lúdico», ha destacado.
«Pensemos en mejoras compartidas y agradables -ha continuado-, nada en contra de la población y sí en armonía con los usos y costumbres de nuestro modelo alimentario mediterráneo tradicional».
Por su parte, Lluis Serra Majem ha explicado que, con esta guía, las sociedades médicas que la avalan quieren ofrecer pautas frente a ciertos dietas que rápidamente ponen de moda un alimento concreto, sin ninguna evidencia científica que sustente el modelo que propugnan y sin pensar en los efectos derivados que pueden generar. Este catedrático de la ULPGC, que preside la Academia Española de la Nutrición, ha puesto dos ejemplos recientes, los del aguacate y la quinoa.
La ola del aguacate, ha explicado, ha llevado a esta fruta a precios inasumibles para buena parte de la población, que ya se ve expulsada de su consumo, mientras que la moda de la quinoa ha hecho que se encarezca de forma preocupante donde se cultiva y donde era el sustento de referencia de muchas personas, en el Altiplano Andino. «Pijerías de este tipo crean problemas», ha subrayado Serra Majem, a lo que su compañero Aranceta ha añadido que seguramente recomendar quinoa es más glamuroso que aconsejar acelgas o puerros, pero no más sano.
«Y otro consejo», ha añadido el presidente de la SENC, «utilicen hierbas aromáticas en la cocina, son un antioxidamente fantástico y mucho más barato que el aceite de chía».
JOSÉ MARÍA RODRÍGUEZ
Fuente: El Comercio
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