Kimchi, col china fermentada, muy típica de la cocina coreana. Foto: Sergio Enrique Nista
Problema: en nuestra cultura culinaria no ocupan un gran lugar esos alimentos fermentados, tan presentes en otras zonas del mundo, desde la Europa central hasta el Extremo Oriente. Fácil solución hoy en día: vayamos incorporándolos a nuestra dieta.
Los yogures y kefires son los que tenemos más asumidos y consumidos. No hay mucho más que añadir, salvo que los yogures baratos más comunes no nos aportan gran cosa, y que en general los kefires son mejores alimentos.
Chucrut, col blanca fermentada, muy habitual de la cocina del norte de Europa, servida con codillo.
COLES FERMENTADAS
Mirando hacia el norte, la chucrut o Sauerkraut, fácil de encontrar hoy en España, no ha penetrado demasiado en nuestros hábitos culinarios, salvo para el uso un tanto folclórico de acompañamiento de la consabida salchicha de Fráncfort o de Viena, metida o no dentro de un perrito caliente. Pero una buena col blanca fermentada, que a veces nos llega con un fino añadido de vino blanco de riesling, puede ser un ingrediente estupendo de platos más sustanciales: les recomendamos un vistazo a las recetas de los Csekélygulyás u Csángogulyás húngaros, guisos sustanciosos y a los que la acidez de la chucrut aporta un toque muy original.
Otro alimento fermentado, pariente asiático de la chucrut, es el kimchi coreano -o su versión japonesa, kimuchi-, a base esta vez de col china. La profusión de restaurantes orientales nos ha acercado a él, y también se combina bien con ingredientes de aquí, ya sean carnes o pescados. Y lo que descubrimos en un viaje a Seúl es que allí se está haciendo kimchi a partir de otras muchas hortalizas: la moda es fermentar absolutamente de todo. Y algunos están magníficos. Si los encuentran por aquí, pruébenlos, claro.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario