El varietal bonarda se destaca por ser una uva de buena productividad en la región de cuyo
Bonarda es la segunda variedad tinta plantada en superficie Argentina después del Malbec. Se dice que llegó a nuestro país a través de las corrientes inmigratorias de fines del siglo XIX, iniciándose su cultivo en la región de Cuyo, principalmente en Mendoza y San Juan.
Si bien es originaria de Italia, específicamente de la región del Piamonte, en realidad lo que nosotros tenemos en Argentina, no es Bonarda, sino que es una variedad muy similar que proviene de Francia y se llama Corbeau Noir. Por eso en la actualidad se la llama Bonarda Argentina, ya que no es igual a Bonarda propiamente dicha.
Es fácilmente identificable en el viñedo por sus hojas típicamente planchadas, muchas de ellas enteras, brotes fuertemente coloreados, racimos medianos y compactos con características bayas redondas.
Esta variedad ha sido utilizada durante mucho tiempo en nuestro país como base de vinos tintos comunes por sus altos rendimientos por hectárea y su sobresaliente aporte de color.
Tiene gran aptitud para mejorar vinos de corte, especialmente con Malbec. Ante el descubrimiento de su potencial enológico, sobre todo con la reducción de producción por hectárea, se logró una calidad excepcional y es así como comienza su desarrollo como varietal para producir vinos de alta calidad.
Esta variedad es de ciclo largo, por lo que requiere mucha luz solar, y temperaturas cálidas. Además, para que madure correctamente necesita buena amplitud térmica. Una zona con esas condiciones es lo que necesita para estar en su esplendor.
Produce vinos de colores intensos: marcados violetas o púrpuras que evolucionan al rojo rubí. Su aroma es intenso y suelen aparecer atractivas notas frutales de frutas rojas (frambuesa, frutillas, cassis o cerezas) y frutas negras (moras, ciruelas o arándanos). En boca es agradable y dulce, de buena intensidad. Sus taninos son suaves y hacen aterciopelado y elegante al vino.
A pesar de que su popularidad acompañó el crecimiento del Malbec, las bodegas no tardaron en dejar de lado a la Bonarda para hacer foco en otras cepas como Cabernet Franc o más recientemente, las Criollas.
Superficie. En la provincia de Mendoza la mayor superficie de Bonarda se encuentra en los Departamentos de San Martín (24%), Lavalle (14%), seguidos por Rivadavia, San Rafael y Santa Rosa. Los tres departamentos del Valle de Uco totalizan el 7% del Bonarda de la provincia.
En San Juan, los departamentos que más superficie registran de esta variedad son Sarmiento (32%) y Veinticinco de Mayo (19%), seguidos por Caucete y Nueve de Julio.
Por su parte, La Rioja es la tercera provincia en superficie cultivada, donde el departamento de Chilecito concentra la mayor cantidad.
Maridaje. Un plato ideal para acompañar con Bonarda sería pappardelle con salsa bolognesa. Aquí la clave es la calidad de la carne picada y los vegetales que dan textura a la salsa. Las pastas rellenas como los clásicos ravioles a la pomarola con interior de carne o pollo cubiertos con suculenta salsa de tomates, también quedan muy bien.
Además es una variedad ideal para acompañar carnes preparadas de distintas formas. Asadas, condimentadas y también guisos y cortes de cocción prolongada.
De a poco pero de manera sostenida, el Bonarda se va ganando el lugar que merece en la mesa y el paladar de los argentinos. Un vino de herencia europea que tomó características únicas después de terminar su travesía de los Alpes a los Andes.
Fuente: El día
No hay comentarios. :
Publicar un comentario